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Vivir para agradar a Dios

Finalmente, amados hermanos, les rogamos en el nombre del Señor Jesús que vivan de una manera que le agrada a Dios, tal como les enseñamos. Ustedes ya viven de esta manera, y los animamos a que lo sigan haciendo aún más. Pues recuerdan lo que les enseñamos por la autoridad del Señor Jesús.

La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual. Como resultado cada uno controlará su propio cuerpo[a] y vivirá en santidad y honor, no en pasiones sensuales como viven los paganos, que no conocen a Dios ni sus caminos. Nunca hagan daño ni engañen a otro creyente en este asunto, teniendo relaciones sexuales con su esposa,[b] porque el Señor toma venganza de todos esos pecados, como ya les hemos advertido solemnemente.

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Footnotes

  1. 4:4 O cada uno sabrá cómo tomar a una esposa para sí mismo; o cada uno aprenderá a vivir con su propia esposa; en griego dice cada uno sabrá cómo poseer su propia vasija.
  2. 4:6 En griego Nunca hagan daño ni engañen a un hermano en este asunto.

Vivir como agrada a Dios

Hermanos, tengo algo más que decirles. Ya les enseñamos a vivir de la forma que a Dios le agrada y ustedes están viviendo de esa manera, ahora los animamos y les pedimos en el nombre del Señor Jesús que se esfuercen más. Conocen muy bien las instrucciones que les dimos por la autoridad del Señor Jesús. Dios quiere que ustedes sean cada vez más puros, que se mantengan alejados de la inmoralidad sexual y que cada uno aprenda a controlar su cuerpo. Es decir, que usen su cuerpo de una manera que lleve a la pureza y honre a Dios.[a] No se dejen llevar por las pasiones del cuerpo como hacen los que no conocen a Dios. Ninguno debe hacerle daño a su hermano ni engañarlo de esa manera. El Señor castiga a todos los que cometen esos pecados, como ya les hemos advertido antes.

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Footnotes

  1. 4:4 o Dios quiere que cada uno aprenda a vivir con su esposa de una manera que lleve a la pureza y honre a Dios.

II.— INSTRUCCIONES Y RECOMENDACIONES DIVERSAS (4,1—5,22)

Una vida agradable a Dios

Por lo demás, hermanos, os pedimos y exhortamos a que, lo mismo que aprendisteis de nosotros a comportaros como conviene, agradando a Dios, así sigáis comportándoos para que progreséis lo más posible. Conocéis cuáles fueron las instrucciones que os dimos de parte de Jesús, el Señor. Dios, en efecto, quiere que viváis como consagrados a él, que os abstengáis de acciones deshonestas y que cada uno de vosotros sepa vivir con su mujer santa y decorosamente, sin que os arrastre la pasión, como arrastra a los paganos que no conocen a Dios. Y que nadie en este asunto atropelle o conculque los derechos de su hermano porque, como ya os dijimos e insistimos en su día, el Señor hará justicia de todas estas cosas.

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La conducta que agrada a Dios

Por lo demás, hermanos, les rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que conforme aprendieron de nosotros acerca de cómo les conviene andar y agradar a Dios, tal como están andando, así sigan progresando cada vez más. Ya saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús. Porque esta es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes: que se aparten de inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes sepa controlar su propio cuerpo en santificación y honor, no con bajas pasiones como los gentiles que no conocen a Dios; y que en este asunto nadie atropelle ni engañe a su hermano; porque el Señor es el que toma venganza en todas estas cosas, como ya les hemos dicho y advertido.

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La vida agradable a Dios

Por lo demás, hermanos, les rogamos y animamos en el Señor Jesús a que cada día su comportamiento sea más y más agradable a Dios, que es como debe ser, de acuerdo con lo que han aprendido de nosotros. Ustedes ya conocen las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús. La voluntad de Dios es que ustedes sean santificados, que se aparten de toda inmoralidad sexual, que cada uno de ustedes sepa tener su propio cuerpo en santidad y honor, y no en pasiones desordenadas, como la gente que no conoce a Dios. Ninguno debe agraviar ni engañar en nada a su hermano; porque el Señor toma en cuenta todo esto, como ya les hemos dicho y declarado.

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