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Exhortación a los ancianos y a los jóvenes

Les ruego a los ancianos, yo, que también soy anciano como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo, y que tendré junto con ellos parte en la gloria de Cristo, que, como pastores, cuiden ustedes a las ovejas de Dios que están a su cargo. No lo hagan porque es su obligación ni por ambición de dinero, sino porque tienen el deseo de servir, como Dios quiere. No traten a los que están bajo su cuidado como si ustedes fueran dueños de ellos, sino sírvanles de ejemplo. Así, cuando aparezca el Pastor principal, ustedes recibirán la corona de gloria que durará para siempre.

También a los jóvenes les digo: obedezcan a los ancianos. Trátense unos a otros con humildad, porque «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes».

Humíllense bajo el poder de Dios, para que él los enaltezca cuando llegue el momento oportuno.

Dejen en las manos de Dios todas sus preocupaciones, porque él cuida de ustedes.

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