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El criado volvió a responder a Saúl y dijo:

—He aquí, tengo en mi poder como tres gramos de plata. Se lo daré al hombre de Dios para que nos indique nuestro camino.

Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios decía: “Vengan y vayamos al vidente”; porque al profeta de hoy, antiguamente se le llamaba vidente.

10 Entonces Saúl dijo a su criado:

—Bien dices; anda, vamos.

Fueron a la ciudad donde estaba el hombre de Dios.

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