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Finalmente, cuando llegaron al pueblo de Zuf, Saúl le dijo al siervo:

—Regresemos, pues mi papá empezará a preocuparse por nosotros en vez de por los asnos.

Pero el siervo contestó:

—En el pueblo hay un hombre de Dios[a] a quien la gente respeta. Todo lo que él dice se cumple. Vayamos al pueblo, tal vez ese hombre nos diga a dónde ir.

Saúl le dijo a su siervo:

—Podemos ir, ¿pero qué le daríamos a ese hombre? No tenemos ningún regalo para darle, ni comida en nuestras bolsas. ¿Qué le daríamos?

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Footnotes

  1. 9:6 hombre de Dios Otra forma de referirse a un profeta.