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Un día se perdieron las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a su hijo Saúl:

«Toma ahora contigo alguno de los criados, levántate y ve a buscar las asnas.»

Y él atravesó los montes de Efraín, y de allí pasó a la tierra de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco. Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron. Cuando vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo al criado que tenía consigo:

—Ven, volvámonos; porque quizá mi padre haya olvidado la preocupación por las asnas y esté intranquilo por nosotros.

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