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Y cuando Saúl supo que David se encontraba en Gat, dejó de perseguirlo.

Luego, David fue a decirle a Aquis:

«Si soy digno de tu bondad, permíteme vivir con mi familia en alguna de tus aldeas. No creo que esté bien que este siervo tuyo viva en la ciudad del rey.»

Aquis accedió y le dio Siclag, que desde entonces perteneció a los reyes de Judá.

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