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y envió a diez muchachos con este encargo:

— Suban a Carmel, vayan a ver a Nabal y salúdenlo de mi parte, diciéndole: ¡Por mi vida! Que tengan salud tú, tu familia y toda tu hacienda. Me he enterado de que estabas esquilando. Pues bien, tus pastores estuvieron con nosotros; no los molestamos, ni perdieron nada mientras estuvieron en Carmel.

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