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13 David ordenó a sus hombres:

— ¡Todos a las armas!

Todos empuñaron su espada, al igual que David, y partieron tras él unos cuatrocientos hombres, mientras que otros doscientos se quedaban guardando las pertenencias.

14 Uno de los criados avisó a Abigail, esposa de Nabal:

— Mira, David ha enviado unos mensajeros desde el desierto para saludar a nuestro amo y él los ha humillado. 15 Esos hombres se portaron muy bien con nosotros, pues ni nos molestaron, ni nos quitaron nada durante el tiempo que anduvimos con ellos por el campo.

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