Add parallel Print Page Options

El sacerdote respondió:

—La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino ésa.

David respondió:

—Ninguna como ella; dámela.

10 Se levantó David aquel día, y huyendo de la presencia de Saúl, se fue a Aquis, rey de Gat. 11 Y le dijeron a Aquis sus siervos:

—¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo:

“Hirió Saúl a sus miles,
y David a sus diez miles”?

Read full chapter