Add parallel Print Page Options

David llegó a Nob donde estaba el sacerdote Ajimélec. Este salió asustado a su encuentro y le preguntó:

— ¿Cómo es que vienes solo, sin nadie que te acompañe?

David le respondió:

— El rey me ha encomendado una misión y me ha dicho que nadie debía saber nada del asunto que me ha encargado y de la misión que me ha encomendado. En cuanto a mis subordinados, los he citado en un lugar determinado. Y ahora, si los tienes a mano, dame cinco panes o lo que encuentres.

Read full chapter