1 Samuel 20
Reina Valera Contemporánea
Amistad de David y Jonatán
20 David huyó de Nayot de Ramá, pero fue a hablar con Jonatán y le preguntó:
«¿Qué es lo que he hecho? ¿Cuál es mi pecado? ¿Qué mal he cometido contra tu padre, para que quiera matarme?»
2 Jonatán le respondió:
«¿Matarte? ¡De ninguna manera! Mi padre no hará nada, sea grande o pequeño, que no me lo haga saber. ¿Por qué habría de encubrirme este asunto? No puede ser.»
3 Pero David insistió, y le dijo:
«Tu padre sabe muy bien que yo cuento con tu buena voluntad, así que pensará no entristecerte al darte a conocer sus planes. Pero el Señor es testigo, lo mismo que tú, de que estoy a un paso de la muerte.»
4 Y Jonatán le respondió:
«Dime qué quieres que haga por ti, y lo haré.»
5 Y David le dijo a Jonatán:
«Mañana habrá luna nueva,(A) y por costumbre debo comer con el rey. Pero deja que me esconda en el campo hasta dentro de tres días, por la tarde. 6 Si tu padre pregunta por mí, dile que yo te pedí que me dejaras ir a Belén, mi ciudad, porque toda mi familia celebra allí el sacrificio anual. 7 Si tu padre está de acuerdo con esto, entonces podré estar tranquilo; pero si se enoja, sabrás que él ha decidido hacerme daño. 8 Yo soy tu siervo. Y ya que nos hemos jurado amistad sincera delante del Señor, ten misericordia de mí. Si hay en mí alguna maldad, no hace falta que me mate tu padre; mátame tú.»
9 Pero Jonatán le respondió:
«Eso jamás te sucederá. Al contrario, si llego a saber que mi padre tiene malas intenciones contra ti, ¿crees que no te lo haré saber?»
10 Entonces David le preguntó:
«¿Cómo voy a saber si tu padre te respondió con enojo?»
11 Jonatán le respondió:
«Ven, vamos al campo.»
Y los dos se fueron al campo. 12 Allí Jonatán le dijo a David:
«Pongo por testigo al Señor, Dios de Israel, de que mañana a esta hora, o dentro de tres días, le preguntaré a mi padre si sus intenciones son buenas para contigo. Si no lo son, mandaré a alguien para que te avise. 13 Si acaso mi padre piensa hacerte daño, que el Señor me castigue, y más aún, si no te lo hago saber, para que puedas ponerte a salvo. ¡Que el Señor esté contigo, como estuvo con mi padre! 14 Y si logro sobrevivir, espero que me trates con la misericordia del Señor. Así no moriré. 15 Espero que siempre te muestres misericordioso con mi familia.(B) Y cuando el Señor haya eliminado a cada uno de tus enemigos, no permitas que el nombre de tu amigo Jonatán sea borrado de tu casa.»
16 Así fue como Jonatán hizo pacto con David, y añadió:
«Que el Señor tome venganza de tus enemigos.»
17 Luego Jonatán le rogó a David que, por el cariño que se tenían, le jurara cumplir con esto, 18 y añadió:
«Mañana es luna nueva, y cuando vean vacío tu asiento, te echarán de menos. 19 Escóndete durante tres días, y después de eso regresa adonde estabas escondido el día en que te amenazó mi padre. Espera mis noticias junto a la piedra de Ezel. 20 Yo saldré al campo, y lanzaré tres flechas hacia ese lugar, como si estuviera tirando al blanco. 21 Luego le diré a mi criado que vaya y busque las flechas; si le digo: “Mira, allí cerca de ti están las flechas, recógelas”, entonces podrás salir de tu escondite y te vendrás conmigo, porque nada malo te sucederá. El Señor es testigo. 22 Pero si le digo a mi sirviente: “Las flechas están más allá de donde tú estás”, entonces huye, porque el Señor quiere que te vayas. 23 En cuanto al pacto que tú y yo hemos hecho, que el Señor sea nuestro testigo para siempre.»
24 Entonces David se escondió en el campo, y cuando llegó la fiesta de la luna nueva el rey se sentó a comer. 25 Como de costumbre, Saúl ocupó su silla, junto a la pared; Jonatán se hizo a un lado y Abner se sentó junto a Saúl, pero el lugar de David quedó vacío.
26 Ese día Saúl no dijo nada, porque pensó que tal vez algo le habría pasado a David y no estaría purificado. 27 Al día siguiente, que era el de la fiesta de la luna nueva, el lugar de David seguía vacío. Entonces Saúl le preguntó a Jonatán:
«¿Por qué el hijo de Yesé ha faltado dos días a nuestra comida?»
28 Entonces Jonatán le dijo:
«David me pidió encarecidamente que le permitiera ir a Belén. 29 Me dijo: “Te ruego que me dejes ir, pues nuestra familia ofrece un sacrificio en el pueblo, y mi hermano me ha pedido que asista. Si soy digno de tu buena voluntad, permíteme ir a visitar a mis hermanos.” Por eso David no se ha sentado a la mesa de Su Majestad.»
30 Pero Saúl se llenó de ira en contra de Jonatán, y le dijo:
«¡Hijo de mala madre! ¿Tú crees que no sé que ustedes son muy amigos? Esta amistad tuya con el hijo de Yesé es bochornosa. ¡Es una vergüenza para ti y para tu madre! 31 Pero toma en cuenta que, mientras el hijo de Yesé tenga vida, ni tú ni tu reino estarán seguros. ¡Manda que lo traigan a mi presencia, porque tiene que morir!»
32 Pero Jonatán le respondió a su padre:
«¿Y por qué tiene que morir? ¿Qué mal ha cometido?»
33 Por respuesta, Saúl le arrojó una lanza con la intención de herirlo. Con esto, Jonatán se dio cuenta de que su padre había decidido matar a David. 34 Entonces Jonatán se levantó furioso de la mesa, y no comió ese segundo día de fiesta, pues le dolió que su padre lo hubiera puesto en ridículo, y que quisiera matar a David.
35 Al día siguiente por la mañana, a la hora convenida con David, Jonatán salió al campo acompañado de un criado, 36 y le dijo:
«Cuando yo arroje estas flechas, corre y ve por ellas.»
Y mientras más corría el criado, más lejos de él lanzaba Jonatán las flechas. 37 Cuando el criado llegaba a donde estaba la flecha, Jonatán le gritaba:
«Creo que la flecha está más allá.»
38 Y volvía Jonatán a gritarle al criado:
«¡Corre, date prisa; no te detengas!»
Y el criado recogió las flechas y se las entregó a Jonatán, 39 pero no entendió qué sucedía, pues sólo David y Jonatán sabían de qué se trataba. 40 Luego, Jonatán le dio sus armas al criado y le dijo:
«Anda, llévalas a la ciudad.»
41 Y cuando el criado se marchó, David salió de donde estaba escondido e hizo tres reverencias, hasta tocar el suelo; luego, ambos se besaron y lloraron, pero David lloró más. 42 Entonces Jonatán le dijo a David:
«Vete tranquilo. Recuerda que ante el Señor nos hemos jurado amistad. El Señor es nuestro testigo, y lo será de nuestros descendientes, para siempre.»
Luego David se levantó del suelo y se fue, mientras que Jonatán volvió a la ciudad.
1 Samuel 20
Nueva Versión Internacional
David y Jonatán
20 David huyó de Nayot de Ramá y fue adonde estaba Jonatán.
—¿Qué he hecho yo? —preguntó—. ¿Qué crimen o delito he cometido contra tu padre, para que él quiera matarme?
2 —¿Morir tú? ¡De ninguna manera! —respondió Jonatán—. Mi padre no hace nada, por insignificante que sea, sin que me lo diga. ¿Por qué me lo habría de ocultar? ¡Eso no es posible!
3 Pero David juró y perjuró:
—Tu padre sabe muy bien que tú me estimas, así que seguramente habrá pensado: “Jonatán no debe enterarse, para que no se disguste”. Pero tan cierto como que el Señor y tú viven, te aseguro que estoy a un paso de la muerte.
4 —Dime qué quieres que haga y lo haré —respondió Jonatán.
5 —Sabes —dijo David—, mañana es la fiesta de luna nueva y se supone que yo debo sentarme a la mesa para comer con el rey. Pues bien, deja que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde. 6 Si tu padre me extraña, dile que yo insistí en que me dejaras ir enseguida a Belén, mi pueblo, pues toda mi familia estaba reunida allá para celebrar su sacrificio anual. 7 Si él responde que está bien, entonces no corro ningún peligro. Pero si se enfurece, con eso sabrás que ha decidido acabar conmigo. 8 Ya que en presencia del Señor has hecho un pacto conmigo, que soy tu servidor, te ruego que me seas leal. Si me consideras culpable, no hace falta que me entregues a tu padre; ¡mátame tú mismo!
9 —¡No digas tal cosa! —exclamó Jonatán—. Si llegara a enterarme de que mi padre ha decidido hacerte algún daño, ¿no crees que te lo diría?
10 David preguntó:
—Si tu padre te responde de mal modo, ¿quién me lo hará saber?
11 Por toda respuesta, Jonatán invitó a David a salir al campo. Una vez allí, 12 dijo:
—David, te juro por el Señor, Dios de Israel, que a más tardar pasado mañana a esta hora averiguaré lo que piensa mi padre. Si no corres peligro, de alguna manera te lo haré saber. 13 Pero si mi padre intenta hacerte daño y yo no te aviso para que puedas escapar, ¡que el Señor me castigue sin piedad, y que esté contigo como estuvo con mi padre! 14 Y si todavía estoy vivo cuando el Señor te muestre su bondad, te pido que también tú seas bondadoso conmigo y no dejes que me maten. 15 ¡Nunca dejes de ser bondadoso con mi familia, aun cuando el Señor borre de la faz de la tierra a todos tus enemigos! 16 ¡Que el Señor pida cuentas de esto a tus enemigos!
De ese modo Jonatán hizo un pacto con la familia de David, 17 pues quería a David como a sí mismo. Por ese cariño que le tenía, pidió a David confirmar el pacto bajo juramento. 18 Además dijo:
—Mañana es la fiesta de luna nueva. Cuando vean tu asiento desocupado, te van a extrañar. 19 Pasado mañana, sin falta, ve adonde te escondiste la otra vez y quédate junto a la piedra de Ézel. 20 Yo fingiré estar tirando al blanco y lanzaré tres flechas en esa dirección. 21 Entonces diré a uno de mis criados que vaya a buscarlas. Si digo: “Mira, las flechas están más acá, recógelas”; eso querrá decir que no hay peligro y tan cierto como que el Señor vive, podrás salir sin ninguna preocupación. 22 Pero si digo: “Mira, las flechas están más allá”, eso querrá decir que el Señor quiere que te vayas, así que ¡escápate! 23 ¡Que el Señor sea siempre testigo del juramento que tú y yo nos hemos hecho!
24 David se escondió en el campo. Cuando llegó la fiesta de luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer 25 ocupando, como de costumbre, el puesto junto a la pared. Jonatán se sentó enfrente,[a] mientras que Abner se acomodó a un lado de Saúl. El asiento de David quedó desocupado. 26 Ese día Saúl no dijo nada, pues pensó: «Algo le habrá pasado a David, que lo dejó ritualmente impuro, y seguramente no pudo purificarse». 27 Pero como al día siguiente, que era el segundo del mes, el puesto de David seguía desocupado, Saúl preguntó a Jonatán:
—¿Cómo es que ni ayer ni hoy vino el hijo de Isaí a la comida?
28 Jonatán respondió:
—David me insistió en que le diera permiso para ir a Belén. 29 Me dijo: “Por favor, déjame ir. Mi familia va a celebrar el sacrificio anual en nuestro pueblo, y mi hermano me ha ordenado que vaya. Hazme este favor, y permite que me dé una escapada para ver a mis hermanos”. Por eso es que David no se ha sentado a comer con Su Majestad.
30 Al oír esto, Saúl se enfureció con Jonatán.
—¡Hijo de mala madre! —exclamó—. ¿Crees que no sé que eres muy amigo del hijo de Isaí, para vergüenza tuya y de tu desgraciada madre? 31 Mientras el hijo de Isaí viva en esta tierra, ¡ni tú ni tu reino estarán seguros! Así que manda a buscarlo y tráemelo, pues está condenado a morir.
32 —¿Y por qué ha de morir? —reclamó Jonatán—. ¿Qué mal ha hecho?
33 Por toda respuesta, Saúl le arrojó su lanza para herirlo. Así Jonatán se convenció de que su padre estaba decidido a matar a David.
34 Enfurecido, Jonatán se levantó de la mesa y no quiso tomar parte en la comida del segundo día de la fiesta. Estaba muy afligido porque su padre había insultado a David.
35 Por la mañana Jonatán salió al campo para encontrarse con David. Uno de sus criados más jóvenes lo acompañaba. 36 Jonatán le dijo: «Corre a buscar las flechas que voy a lanzar».
El criado se echó a correr, y Jonatán lanzó una flecha que lo sobrepasó. 37 Cuando el criado llegó al lugar donde la flecha había caído, Jonatán gritó: «¡Más allá! ¡La flecha está más allá! 38 ¡Date prisa! ¡No te detengas!». Y así continuó gritándole Jonatán. Cuando el criado recogió la flecha y se la trajo a su amo, 39 lo hizo sin sospechar nada, pues solo Jonatán y David sabían de qué se trataba. 40 Entonces Jonatán dio sus armas al criado. «Vete —dijo—; llévalas de vuelta a la ciudad».
41 En cuanto el criado se fue, David salió de su escondite[b] y luego se postró tres veces con su rostro en tierra. Enseguida se besaron y lloraron juntos, hasta que David se desahogó.
42 «Puedes irte tranquilo —dijo Jonatán a David—, pues los dos hemos hecho un juramento eterno en nombre del Señor, pidiéndole que juzgue entre tú y yo, y entre tus descendientes y los míos». Así que David se fue y Jonatán regresó a la ciudad.
1 Samuel 20
Dios Habla Hoy
Jonatán ayuda a David
20 David huyó de Naiot de Ramá, y fue adonde estaba Jonatán, para decirle:
—¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi culpa? ¿Qué pecado he cometido contra tu padre, para que él busque matarme?
2 Y Jonatán le contestó:
—¡Dios no lo quiera! ¡No te matará! Ten en cuenta que mi padre no hace nada, sea o no importante, sin comunicármelo. ¿Por qué razón iba mi padre a ocultarme este asunto? ¡No puede ser!
3 Pero David insistió:
—Tu padre sabe muy bien que yo cuento con tu estimación, y no querrá que lo sepas para evitarte un disgusto. ¡Pero te juro por el Señor y por ti mismo que estoy a un paso de la muerte!
4 Entonces Jonatán le preguntó:
—¿Qué quieres que haga yo por ti?
5 David respondió:
—Mira, mañana es la fiesta de luna nueva, y debo sentarme a comer con el rey. Pero déjame que me esconda en el campo hasta pasado mañana por la tarde, 6 y si tu padre pregunta por mí, dile que yo te pedí con urgencia permiso para ir a mi pueblo, a Belén, porque toda mi familia celebra allí el sacrificio anual. 7 Si contesta que está bien, quiere decir que puedo estar tranquilo; pero si se enoja, sabrás que ha decidido hacerme daño. 8 Así que hazme este favor, ya que soy tu servidor y nos hemos jurado amistad ante el Señor. Ahora bien, si la culpa es mía, mátame tú mismo. No es necesario que me lleves ante tu padre.
9 Pero Jonatán respondió:
—¡No pienses tal cosa! Si llego a saber que mi padre está resuelto a hacerte mal, te lo comunicaré.
10 Entonces David le preguntó:
—¿Quién me avisará en caso de que tu padre te responda de mal modo?
11 Jonatán respondió:
—Ven conmigo. Salgamos al campo.
Los dos salieron al campo, 12 y allí Jonatán le dijo a David:
—Te juro por el Señor y Dios de Israel que entre mañana y pasado mañana, a esta misma hora, trataré de conocer las intenciones de mi padre. Si su actitud hacia ti es buena, te mandaré aviso; 13 pero si mi padre intenta hacerte mal, que el Señor me castigue duramente si no te aviso y te ayudo a escapar tranquilamente. ¡Y que el Señor te ayude como ayudó a mi padre! 14 Ahora bien, si para entonces vivo todavía, trátame con la misma bondad con que el Señor te ha tratado. Y si muero, 15-16 no dejes de ser bondadoso con mi familia. ¡Que el Señor les pida cuentas a tus enemigos, y los destruya por completo!
De esta manera, Jonatán hizo un pacto con David, 17 y por el cariño que Jonatán le tenía, volvió a hacerle el juramento, pues lo quería tanto como a sí mismo. 18 Luego le dijo:
—Mañana es la fiesta de luna nueva, y como tu asiento va a estar desocupado, te echarán de menos. 19 Pero al tercer día se notará aún más tu ausencia. Por tanto, vete al sitio donde te escondiste la vez pasada, y colócate junto a aquel montón de piedras. 20 Yo lanzaré tres flechas hacia aquel lado, como si estuviera tirando al blanco, 21 y le diré a mi criado: “Ve a buscar las flechas.” Si le digo: “Las flechas están más acá de ti; anda, tómalas”, podrás salir tranquilo, porque nada te va a pasar. Te lo juro por el Señor. 22 Pero si le digo: “Las flechas están más allá”, vete, porque el Señor quiere que te vayas. 23 En cuanto a la promesa que nos hemos hecho, el Señor es nuestro testigo para siempre.
24 David se escondió en el campo, y cuando llegó la fiesta de luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer. 25 Se sentó en el lugar de costumbre, junto a la pared. Jonatán se colocó enfrente, y Abner se sentó al lado de Saúl. El asiento de David quedó vacío. 26 Aquel día Saúl no dijo nada, porque se imaginó que algo impuro le habría ocurrido y no estaría purificado. 27 Pero al día siguiente, que era el segundo día de la fiesta, el asiento de David quedó también vacío. Entonces le preguntó Saúl a su hijo Jonatán:
—¿Por qué no vino ayer el hijo de Jesé a la comida, ni tampoco hoy?
28 Y Jonatán le respondió:
—David me pidió con urgencia permiso para ir a Belén. 29 Me rogó que le diera permiso, pues su familia celebraba un sacrificio en su pueblo y su hermano le ordenaba ir. También me dijo que si yo le hacía ese favor, se daría una escapada para visitar a sus parientes. Por eso no se ha sentado a comer con Su Majestad.
30 Entonces Saúl se enfureció con Jonatán, y le dijo:
—¡Hijo de mala madre! ¿Acaso no sé que tú eres el amigo íntimo del hijo de Jesé, para vergüenza tuya y de tu madre? 31 Mientras él esté vivo en esta tierra, ni tú ni tu reino estarán seguros. ¡Así que manda a buscarlo, y tráemelo, porque merece la muerte!
32 Pero Jonatán le contestó:
—¿Y por qué habría de morir? ¿Qué es lo que ha hecho?
33 Saúl levantó su lanza para herir a Jonatán, con lo que éste comprendió que su padre estaba decidido a matar a David. 34 Entonces, lleno de furia, se levantó Jonatán de la mesa y no participó en la comida del segundo día de la fiesta, porque sentía un gran pesar por David, ya que su padre lo había ofendido. 35 A la mañana siguiente, a la hora de la cita con David, Jonatán salió al campo acompañado de un criado joven, 36 al cual le ordenó:
—Corre a buscar en seguida las flechas que yo dispare.
El criado echó a correr, mientras Jonatán disparaba una flecha de modo que cayera lejos de él. 37 Y cuando el criado llegó al lugar donde había caído la flecha, Jonatán le gritó al criado con todas sus fuerzas:
—¡La flecha está más allá de ti!
38 Y una vez más Jonatán le gritó al criado:
—¡Date prisa, corre, no te detengas!
El criado de Jonatán recogió las flechas y se las trajo a su amo, 39 pero no se dio cuenta de nada, porque sólo Jonatán y David conocían la contraseña. 40 Después Jonatán entregó sus armas a su criado, y le ordenó llevarlas de vuelta a la ciudad.
41 En cuanto el criado se fue, David salió de detrás del montón de piedras, y ya ante Jonatán se inclinó tres veces hasta tocar el suelo con la frente. Luego se besaron y lloraron juntos hasta que David se desahogó. 42a Por último, Jonatán le dijo a David:
—Vete tranquilo, pues el juramento que hemos hecho los dos ha sido en el nombre del Señor, y hemos pedido que para siempre esté él entre nosotros dos y en las relaciones entre tus descendientes y los míos.
42b (21.1) Después David se puso en camino, y Jonatán regresó a la ciudad.
1 Samuel 20
Nueva Biblia Viva
David y Jonatán
20 David entonces huyó de Nayot de Ramá y se unió con Jonatán.
―¿Qué he hecho? —exclamó—. ¿Por qué está tu padre tan decidido a matarme?
2 ―Eso no es cierto —protestó Jonatán—. Estoy seguro que él no planea tal cosa porque siempre me dice todo lo que va a hacer, aun las cosas pequeñas, y yo sé que él no me ocultaría semejante plan.
3 ―¡Por supuesto que tú no lo sabes! —dijo David—. Tu padre sabe perfectamente bien la amistad que nos une, y seguramente ha pensado: “No se lo diré a Jonatán. ¿Para qué afligirlo?”. Pero la verdad es que estoy a un paso de la muerte; lo juro por el Señor y por tu propia alma.
4 ―Dime qué puedo hacer —rogó Jonatán.
5 ―Mañana comienza la celebración de la luna nueva —respondió David—. Siempre he estado con tu padre en esta ocasión, pero mañana me esconderé en el campo y me quedaré allí hasta la tarde del tercer día. 6 Si tu padre pregunta dónde estoy, dile que te he pedido permiso para ir a Belén, para la reunión familiar anual. 7 Si él lo halla bien, yo sabré que no tiene nada contra mí; pero si se enoja, sabré que está planeando matarme. 8 Haz esto por mí, que soy tu sirviente, puesto que estamos unidos por un pacto solemne delante del Señor. Y si he pecado contra tu padre, mátame tú mismo, pero no me entregues a él.
9 ―¡Ni pensarlo! —exclamó Jonatán—. Mira, ¿no crees que yo te lo diría si mi padre tuviera planes de matarte?
10 Entonces David preguntó:
―¿Cómo sabré si tu padre está enojado o no?
11 ―Sal al campo conmigo —contestó Jonatán—, y salieron juntos. 12 Una vez fuera, Jonatán juró a David:
―Prometo por el Señor el Dios de Israel, que a esta hora mañana, o pasado mañana a lo sumo, conversaré con mi padre acerca de ti y te haré saber qué intenciones tiene. 13 Si está airado y desea matarte, que el Señor me mate si no te lo digo, para que puedas escapar. ¡Que el Señor esté contigo como estaba con mi padre! 14 Cuando eso suceda, sé que mientras yo viva me serás fiel, porque nos hemos jurado lealtad, y que si muero 15 seguirás leal a mi familia. Y después que el Señor haya destruido a todos tus enemigos, 16 que Dios te juzgue si tú y tu casa no muestran amor a mis descendientes.
17 Y renovó Jonatán su pacto con David por el amor que los unía, porque lo quería tanto como a sí mismo. 18 Luego le dijo:
―Mañana es luna nueva. Te van a echar de menos cuando tu lugar a la mesa esté vacío. 19 Pasado mañana se notará mucho más. Ve entonces al lugar en que te escondiste, hasta la mañana, junto a la piedra de Ézel. 20 Yo saldré y dispararé tres flechas hacia la piedra, como si estuviera tirando al blanco. 21 Enseguida enviaré a un muchacho para que las recoja y las traiga. Si oyes que le digo, “Están de este lado”, sabrás que todo está bien, y que no hay problema. 22 Pero si le digo: “Sigue más allá, las flechas están todavía más allá de ti”, significará que debes partir inmediatamente. 23 Y que el Señor nos ayude a guardar las promesas que nos hemos hecho, porque él ha sido testigo de ellas.
24 Y David se escondió en el campo. Cuando comenzó la celebración de la luna nueva, 25 el rey se sentó a comer, como de costumbre, en su lugar junto a la pared. Jonatán estaba sentado en frente de él y Abner estaba sentado junto a Saúl, pero el lugar de David estaba vacío. 26 Saúl no dijo nada ese día porque supuso que algo había pasado, que quizás David estaba ceremonialmente impuro. 27 Pero cuando vio que su lugar estaba vacío también al día siguiente, le preguntó a Jonatán:
―¿Por qué es que David no ha venido a comer ayer ni hoy?
28-29 ―Me pidió que le permitiera ir a Belén, a participar en una fiesta familiar. Su hermano le pidió que estuviera presente. Yo le dije que fuera.
30 Saúl se encendió de ira.
―¡Hijo de la perdida! —le gritó—. ¿Piensas que no sé que tú quieres que ese hijo de nadie sea rey en tu lugar para vergüenza tuya y de tu madre? 31 Mientras ese hombre viva, jamás llegarás a ser rey. ¡Ahora ve, encuéntralo y tráemelo, porque ese tipo merece la muerte!
32 ―¿Por qué merece la muerte? ¿Qué ha hecho? —preguntó Jonatán.
33 Entonces Saúl arrojó la lanza contra Jonatán, con la intención de matarlo. Jonatán comprendió que su padre realmente quería matar a David, 34 se retiró de la mesa encendido de ira, y se negó a comer en todo aquel día porque estaba muy herido por la vergonzosa conducta de su padre hacia David.
35 A la mañana siguiente, de la manera acordada, Jonatán salió al campo y llevó a un joven consigo para que le recogiera las flechas.
36 ―Corre —le dijo al muchacho— y recoge las flechas que dispare.
Mientras el muchacho corría, Jonatán disparó una flecha por encima de su cabeza. 37 Cuando el muchacho estaba por llegar a donde la flecha había caído, Jonatán gritó:
―¡La flecha está todavía más allá; 38 date prisa, date prisa, no esperes!
El muchacho recogió la flecha y se la entregó a su señor. 39 Por supuesto, no entendió el mensaje que las palabras de Jonatán encerraban. Solamente Jonatán y David lo sabían. 40 Jonatán le entregó el arco y las flechas, y le ordenó llevarlas a la ciudad.
41 En cuanto se fue, David salió de su escondite detrás de la roca, se inclinó tres veces y se puso rostro en tierra. Luego se abrazaron al tiempo que lloraban, especialmente David. 42 Finalmente, Jonatán le dijo a David:
―Consuélate porque nos hemos jurado fidelidad delante de Dios y el será quien nos juzgue siempre, a nosotros y a nuestros descendientes. Entonces se separaron.
David se fue por su camino y Jonatán regresó a la ciudad.
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