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¶ Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en el SEÑOR, mi cuerno es ensalzado en el SEÑOR; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salud.

No hay santo como el SEÑOR; porque no hay ninguno fuera de ti; y no hay Fuerte como el Dios nuestro.

No multipliquéis hablando grandezas, y altanerías; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca, porque el Dios de todo saber es el SEÑOR, y las obras magníficas a él le son propias.

Los arcos de los fuertes fueron quebrados, y los flacos se ciñieron de fortaleza.

Los saciados se alquilaron por pan, y cesaron los hambrientos; hasta dar a luz siete la estéril, y la que tenía muchos hijos enfermó.

El SEÑOR mata, y él da vida; él hace descender al Seol, y hace subir.

El SEÑOR empobrece, y él enriquece; abate, y ensalza.

El levanta del polvo al pobre, y al menesteroso ensalza del estiércol, para asentarlo con los príncipes; y hace que tengan por heredad trono de gloria. Porque del SEÑOR son las columnas de la tierra, y él asentó sobre ellas el mundo.

El guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie será valiente por su propia fuerza.

10 SEÑOR, serán quebrantados sus adversarios; y sobre ellos tronará desde los cielos. El SEÑOR juzgará los términos de la tierra, y dará fortaleza a su Rey, y ensalzará el cuerno de su ungido. {Heb. Mesías}

11 ¶ Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño ministraba al SEÑOR delante del sacerdote Elí.

12 Mas los hijos de Elí eran hijos de Belial; no conocían al SEÑOR.

13 Era la costumbre de los sacerdotes con el pueblo que, cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne se cocía, trayendo en su mano un garfio de tres ganchos;

14 y hería con él en la caldera, en la olla, en el caldero, o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían a todo israelita que venía a Silo.

15 Asimismo, antes de quemar el sebo, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que ase para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.

16 Y si le respondía el varón: Quemen luego el sebo hoy, y después tome tanta como quisieras; él respondía: No, sino ahora la has de dar; de otra manera yo la tomaré por la fuerza.

17 Era, pues, el pecado de los jóvenes muy grande delante del SEÑOR; porque los hombres menospreciaban el presente del SEÑOR.

18 Y el joven Samuel ministraba delante del SEÑOR, vestido de un efod de lino.

19 Y le hacía su madre una túnica pequeña, y se la traía cada año, cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio acostumbrado.

20 Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: El SEÑOR te dé simiente de esta mujer en lugar de esta petición que hizo al SEÑOR. Y se volvieron a su casa.

21 Y visitó el SEÑOR a Ana, y concibió, y dio a luz tres hijos, y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante del SEÑOR.

22 Elí empero era muy viejo, y oía todo lo que sus hijos hacían a todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo del testimonio.

23 Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes.

24 No, hijos míos; porque no es buena fama la que yo oigo; que hacéis pecar al pueblo del SEÑOR.

25 Si el hombre pecare en contra del hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare en contra del SEÑOR, ¿quién rogará por él? Mas ellos no oyeron la voz de su padre, porque el SEÑOR ya había decidido matarlos.

26 Y el joven Samuel iba creciendo, y estuvo bien delante de Dios y delante de los hombres.

27 ¶ Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así dijo el SEÑOR: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón?

28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciera sobre mi altar, y quemara incienso, y llevara efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas encendidas de los hijos de Israel.

29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis presentes, que yo mandé ofrecer en mi tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?

30 Por tanto, el SEÑOR el Dios de Israel dijo: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora dijo el SEÑOR: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me tuvieren en poco, serán viles.

31 He aquí, vienen días, en que cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre, que no haya viejo en tu casa.

32 Y verás competidor en mi tabernáculo, en todas las cosas en que hiciere bien a Israel; y en ningún tiempo habrá viejo en tu casa.

33 Y no te cortaré del todo varón de mi altar, para hacerte marchitar tus ojos, y llenar tu ánimo de dolor; mas todos los nacidos de tu casa morirán en la edad varonil.

34 Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en un día.

35 Y yo me despertaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y él andará delante de mi Ungido {Heb. Mesías} todo los días.

36 Y será que el que hubiere quedado en tu casa, vendrá a postrársele por un dinero de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me coloques en algún aspecto del sacerdocio, para que coma un bocado de pan.

Oración de Ana

Ana elevó esta oración:

«Mi corazón se alegra en el Señor;
    en él radica mi poder.[a]
Puedo celebrar su salvación
    y burlarme de mis enemigos.

»Nadie es santo como el Señor;
    no hay roca como nuestro Dios.
    ¡No hay nadie como él!

»Dejen de hablar con tanto orgullo y altivez;
    ¡no profieran palabras soberbias!
El Señor es un Dios que todo lo sabe,
    y él es quien juzga las acciones.

»El arco de los poderosos se quiebra,
    pero los débiles se arman de valor.
Los que antes tenían comida de sobra se venden por un pedazo de pan;
    los que antes sufrían hambre ahora viven saciados.
La estéril ha dado a luz siete veces,
    pero la que tenía muchos hijos languidece.

»Del Señor vienen la muerte y la vida;
    a unos hace bajar al sepulcro[b] y a otros los levanta.
El Señor nos da la riqueza y la pobreza;
    nos humilla, pero también nos enaltece.
Levanta del polvo al desvalido
    y saca del basurero al pobre
para sentarlos en medio de príncipes
    y darles un trono esplendoroso.

»Del Señor son los fundamentos de la tierra;
    sobre ellos afianzó el mundo.
Él guardará los pasos de sus fieles,
    pero los malvados se perderán entre las sombras.

»¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!
10     El Señor destrozará a sus enemigos;
desde el cielo lanzará truenos contra ellos.
    El Señor juzgará los confines de la tierra,
fortalecerá a su rey
    y enaltecerá el poder de su ungido».

11 Elcaná volvió a su casa en Ramá, pero el niño se quedó para servir al Señor, bajo el cuidado del sacerdote Elí.

Perversidad de los hijos de Elí

12 Los hijos de Elí eran unos perversos que no tomaban en cuenta al Señor. 13 La costumbre de estos sacerdotes era la siguiente: Cuando alguien ofrecía un sacrificio, el asistente del sacerdote se presentaba con un tenedor de tres dientes en la mano y, mientras se cocía la carne, 14 metía el tenedor en la olla, en el caldero, en la cacerola o en la cazuela; y el sacerdote tomaba para sí mismo todo lo que se enganchaba en el tenedor. De esta forma trataban a todos los israelitas que iban a Siló. 15 Además, antes de quemarse la grasa, solía llegar el ayudante del sacerdote para decirle al que estaba por ofrecer el sacrificio: «Dame carne para el asado del sacerdote, pues no te la va a aceptar cocida, sino cruda».

16 Y, si el hombre contestaba: «Espera a que se queme la grasa, como es debido; luego podrás tomar lo que desees», el asistente replicaba: «No, dámela ahora mismo; de lo contrario, te la quito por la fuerza».

17 Así que el pecado de estos jóvenes era gravísimo a los ojos del Señor, pues trataban con desprecio las ofrendas que le pertenecían.

18 El niño Samuel, por su parte, vestido con un efod de tela de lino, seguía sirviendo en la presencia del Señor. 19 Cada año su madre hacía una pequeña túnica y se la llevaba cuando iba con su esposo para ofrecer su sacrificio anual. 20 Elí entonces bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: «Que el Señor te conceda hijos de esta mujer, a cambio del niño que ella pidió para dedicárselo al Señor». Luego regresaban a su casa. 21 El Señor bendijo a Ana, de manera que ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Durante ese tiempo, Samuel crecía en la presencia del Señor.

22 Elí, que ya era muy anciano, se enteró de todo lo que sus hijos estaban haciendo al pueblo de Israel, incluso de que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada de la Tienda de reunión. 23 Les dijo: «¿Por qué se comportan así? Todo el pueblo me habla de su mala conducta. 24 No, hijos míos; no es nada bueno lo que se comenta en el pueblo del Señor. 25 Si alguien peca contra otra persona, Dios servirá de árbitro; pero si peca contra el Señor, ¿quién podrá interceder por él?». No obstante, ellos no hicieron caso a la advertencia de su padre, pues la voluntad del Señor era quitarles la vida.

26 Por su parte, el niño Samuel seguía creciendo y ganándose el aprecio del Señor y de la gente.

Profecía contra la familia de Elí

27 Un hombre de Dios fue a ver a Elí y dijo:

«Así dice el Señor: “Bien sabes que yo me manifesté a tus antepasados levitas cuando estaban en Egipto bajo el poder del faraón. 28 De entre todas las tribus de Israel, escogí a Aarón para que fuera mi sacerdote, es decir, para que en mi presencia se acercara a mi altar, quemara el incienso y se pusiera el efod. Además, a su familia concedí las ofrendas puestas al fuego que los israelitas queman en mi honor. 29 ¿Por qué, pues, tratan ustedes con tanto desprecio los sacrificios y las ofrendas que yo he ordenado traer a mi santuario? ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, y los engordas con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?”.

30 »Por lo tanto —dice el Señor, Dios de Israel—, de ninguna manera permitiré que tus parientes me sirvan, aun cuando yo había prometido que toda tu familia, tanto tus antepasados como tus descendientes, me servirían siempre. Yo, el Señor, lo afirmo. Yo honro a los que me honran y humillo a los que me desprecian. 31 En efecto, se acerca el día en que acabaré con tu poder y con el de tu familia; ninguno de tus descendientes llegará a viejo. 32 Verás angustia en mi morada. Y aunque a Israel se le hará el bien, ninguno de tus descendientes llegará a viejo. 33 Si permito que alguno de los tuyos continúe sirviendo en mi altar, será para arruinarte la vista y abatirte la vida; todos tus descendientes morirán en la flor de la vida.

34 »Y te doy esta señal: tus dos hijos, Ofni y Finés, morirán el mismo día. 35 Pero yo levantaré a un sacerdote fiel que hará mi voluntad y cumplirá mis deseos. Jamás le faltará descendencia y vivirá una larga vida en presencia de mi ungido. 36 Y los familiares tuyos que sobrevivan vendrán y se postrarán rogando que les regale una pieza de plata o un pedazo de pan. Suplicarán: “¡Dame algún trabajo sacerdotal para mi sustento!”».

Footnotes

  1. 2:1 poder. Lit. cuerno; también en v. 10.
  2. 2:6 al sepulcro. Lit. al Seol.

Och Hanna bad och sade: »Mitt hjärta fröjdar sig i HERREN; mitt horn är upphöjt genom HERREN. Min mun är vitt upplåten mot mina fiender; ty jag gläder mig över din frälsning.

Ingen är helig såsom HERREN ty ingen finnes förutom dig; ingen klippa är såsom vår Gud.

Fören icke beständigt så mycket högmodigt tal; vad fräckt är gånge icke ut ur eder mun. Ty HERREN är en Gud som vet allt, och hos honom vägas gärningarna.

Hjältarnas bågar äro sönderbrutna, men de stapplande omgjorda sig med kraft.

De som voro mätta måste taga lega för bröd, men de som ledo hunger hungra icke mer. Ja, den ofruktsamma föder sju barn, men den moder som fick många barn vissnar bort.

HERREN dödar och gör levande, han för ned i dödsriket och upp därifrån.

HERREN gör fattig, han gör ock rik; han ödmjukar, men han upphöjer ock.

Han upprättar den ringe ur stoftet, ur dyn lyfter han den fattige upp, ty han vill låta dem sitta bredvid furstar, och en härlig tron giver han dem till arvedel. Ty jordens grundfästen äro HERRENS, och jordkretsen har han ställt på dem.

Sina frommas fötter bevarar han, men de ogudaktiga förgöras i mörkret, ty ingen förmår något genom egen kraft.

10 De som strida mot HERREN bliva krossade, ovan dem dundrar han i himmelen; ja, HERREN dömer jordens ändar. Men han giver makt åt sin konung, han upphöjer sin smordes horn.

11 Och Elkana gick hem igen till Rama; gossen däremot gjorde tjänst inför HERREN under prästen Eli.

12 Men Elis söner voro onda män, de ville icke veta av HERREN.

13 På följande sätt plägade nämligen prästerna gå till väga med folket: så ofta någon offrade ett slaktoffer, kom prästens tjänare, medan köttet koktes, och hade en treuddig gaffel i sin hand;

14 den stack han ned i kitteln eller pannan eller krukan eller grytan, och allt vad han så fick upp med gaffeln, det tog prästen. Så gjorde de mot alla israeliter som kommo dit till Silo.

15 Ja, till och med innan man hade förbränt det feta, kom prästens tjänare och sade till den som offrade: »Giv hit kött, så att jag kan steka det åt prästen, ty han vill icke hava kokt kött av dig, utan rått.»

16 Om då mannen svarade honom: »Först skall man nu förbränna det feta; tag sedan vad dig lyster», så sade han: »Nej, nu strax skall du lämna det, eljest tager jag det med våld.»

17 Och de unga männens synd var så mycket större inför HERREN som folket därigenom lärde sig att förakta HERRENS offer.

18 Men Samuel gjorde tjänst inför HERRENS ansikte, och var redan såsom gosse iklädd linne-efod.

19 Därtill plägade hans moder vart år göra åt honom en liten kåpa, som hon hade med sig till honom, när hon jämte sin man begav sig upp för att offra det årliga slaktoffret.

20 Då plägade Eli välsigna Elkana jämte hans hustru och säga: »HERREN skänke dig ytterligare avkomma med denna kvinna, i stället för den som hon utbad sig genom sin bön till HERREN.» Och så gingo de hem igen.

21 Och HERREN såg till Hanna, och hon blev havande och födde tre söner och två döttrar. Men gossen Samuel växte upp i HERRENS hus.

22 Då nu Eli, som var mycket gammal, fick höra allt vad hans söner gjorde mot hela Israel, och att de lågo hos de kvinnor som hade tjänstgöring vid ingången till uppenbarelsetältet,

23 sade han till dem: »Varför gören sådant, allt detta onda som jag hör allt folket här tala om eder?

24 Icke så, mina söner! Det rykte jag hör vara gängse bland HERRENS folk är icke gott.

25 Om en människa försyndar sig mot en annan, så kan Gud medla för henne; men om en människa försyndar sig mot HERREN, vem kan då göra sig till medlare för henne?» Men de lyssnade icke till sin faders ord, ty HERREN ville döda dem.

26 Gossen Samuel däremot växte till i ålder och välbehag både för HERREN och för människor.

27 Och en gudsman kom till Eli och sade till honom: »Så säger HERREN: Har jag icke uppenbarat mig för din faders hus, när de ännu voro i Egypten och tjänade Faraos hus?

28 Och har jag icke utvalt honom bland alla Israels stammar till präst åt mig, till att offra på mitt altare och antända rökelse och bära efod inför mitt ansikte? Och gav jag icke åt din faders hus Israels barns alla eldsoffer?

29 Varför förtrampen I då de slaktoffer och spisoffer som jag har påbjudit i min boning? Och huru kan du ära dina söner mer än mig, så att I göden eder med det bästa av var offergåva som mitt folk Israel bär fram?

30 Därför säger HERREN, Israels Gud: Väl har jag sagt att ditt och din faders hus skulle få göra tjänst inför mig evärdligen. Men nu säger HERREN: Bort det! Ty dem som ära mig vill jag ock ära, men de som förakta mig skola komma på skam.

31 Se, dagar skola komma, då jag skall avhugga din arm och din faders hus' arm, så att ingen skall bliva gammal i ditt hus.

32 Och du skall få se min boning lida nöd, trots allt det goda som vederfares Israel. Och ingen skall någonsin bliva gammal i ditt eget hus.

33 Dock vill jag icke från mitt altare utrota var man av din slakt, så att jag kommer dina ögon att förtvina och din själ att försmäkta; men alla som växa upp i ditt hus skola dö, när de hava hunnit till manlig ålder.

34 Och tecknet härtill skall för dig vara det som skall övergå dina båda söner Hofni och Pinehas: på en och samma dag skola de båda dö.

35 Men jag skall låta en präst uppstå åt mig, som bliver beståndande, en som gör efter vad i mitt hjärta och min själ är; åt honom skall jag bygga ett hus som bliver beståndande, och han skall göra tjänst inför min smorde beständigt.

36 Och var och en som bliver kvar: av ditt hus skall komma och falla ned för honom, för att få en silverpenning eller en kaka bröd; han skall säga: 'Anställ mig vid någon prästsyssla, så att jag får en bit bröd att äta.'»