1 Samuel 14:24-15:35
Reina-Valera 1995
24 Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día, porque Saúl había hecho jurar al pueblo, diciendo: «Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que me haya vengado de mis enemigos, sea maldito.» Y nadie había probado bocado. 25 Todo el pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie del campo. 26 Entró, pues, el pueblo en el bosque, y vieron que allí corría la miel; pero no hubo quien la probara, porque el pueblo temía al juramento. 27 Jonatán, que no había oído cuando su padre había hecho jurar al pueblo, alargó la punta de una vara que traía en su mano, la mojó en un panal de miel y se llevó la mano a la boca. Entonces se le aclararon los ojos.
28 Uno del pueblo le habló, diciendo:
—Tu padre ha hecho jurar solemnemente al pueblo: “Maldito sea el hombre que tome hoy alimento.” Y el pueblo desfallecía.
29 Respondió Jonatán:
—Mi padre ha turbado al país. Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos por haber probado un poco de esta miel. 30 ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín tomado a sus enemigos? ¿No hubiera sido mayor el estrago entre los filisteos?
31 Aquel día derrotaron a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón, pero el pueblo estaba muy cansado. 32 Así que el pueblo se lanzó sobre el botín, tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con la sangre. 33 Entonces le avisaron a Saúl:
—El pueblo está pecando contra Jehová, porque come carne con sangre.
Él dijo:
—¡Vosotros habéis sido infieles! Rodadme ahora acá una piedra grande. 34 Esparcíos por el pueblo —añadió—, y decidles que me traiga cada uno su vaca y cada cual su oveja; degolladlas aquí y comed, sin pecar contra Jehová por comer la carne con la sangre.
Aquella noche cada uno llevó su propio buey y lo sacrificaron allí. 35 Edificó Saúl un altar a Jehová, y ése fue el primero que edificó a Jehová.
36 Dijo Saúl:
—Descendamos esta noche contra los filisteos y los saquearemos hasta la mañana; no dejaremos de ellos ninguno.
Ellos dijeron:
—Haz lo que bien te parezca.
Dijo luego el sacerdote:
—Acerquémonos aquí a Dios.
37 Y Saúl consultó a Dios: «¿Debo descender tras los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?»
Pero Jehová no le dio respuesta aquel día. 38 Entonces dijo Saúl:
—Venid acá todos los principales del pueblo, averiguad y ved en qué ha consistido este pecado de hoy. 39 ¡Vive Jehová!, que ha salvado a Israel, que aunque se trate de mi hijo Jonatán, de seguro morirá.
Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiera. 40 Dijo luego a todo Israel:
—Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán, mi hijo, estaremos al otro lado.
—Haz lo que bien te parezca —respondió el pueblo a Saúl.
41 Entonces dijo Saúl a Jehová, Dios de Israel:
—Da a conocer la verdad.
La suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo quedó libre.
42 Saúl dijo:
—Echad suertes entre mí y mi hijo Jonatán.
Y la suerte cayó sobre Jonatán. 43 Entonces Saúl dijo a Jonatán:
—Cuéntame lo que has hecho.
Jonatán respondió:
—Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir?
44 Saúl le dijo:
—Traiga Dios sobre mí el peor de los castigos, si no te hago morir, Jonatán.
45 Pero el pueblo dijo a Saúl:
—¿Ha de morir Jonatán, el que ha logrado esta gran victoria en Israel? ¡No será así! ¡Vive Jehová! que no caerá en tierra ni un cabello de su cabeza, pues lo hizo con ayuda de Dios.
Así el pueblo libró de morir a Jonatán. 46 Saúl dejó de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su tierra.
47 Después de haber tomado posesión del reino de Israel, Saúl hizo guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba y contra los filisteos; dondequiera que iba, salía vencedor. 48 Reunió un ejército, derrotó a Amalec y libró a Israel de manos de los que lo saqueaban.
49 Los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Los nombres de sus dos hijas eran, el de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical. 50 El nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. El nombre del general de su ejército era Abner hijo de Ner, tío de Saúl. 51 Porque Cis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, fueron hijos de Abiel.
52 Todo el tiempo de Saúl hubo guerra encarnizada contra los filisteos; y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y apto para combatir, lo reclutaba para sí.
Saúl desobedece y es desechado
15 Un día Samuel dijo a Saúl:
—Jehová me envió a que te ungiera rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, escucha las palabras de Jehová. 2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: “Yo castigaré lo que Amalec hizo a Israel, cortándole el camino cuando subía de Egipto. 3 Ve, pues, hiere a Amalec, destruye todo lo que tiene y no te apiades de él; mata hombres, mujeres y niños, aun los de pecho, y vacas, ovejas, camellos y asnos.”
4 Saúl convocó, pues, al pueblo y les pasó revista en Telaim: doscientos mil de a pie y diez mil hombres de Judá. 5 Vino Saúl a la ciudad de Amalec y se emboscó en el valle. 6 Entonces dijo Saúl a los ceneos:
«Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel cuando subían de Egipto.»
Se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec. 7 Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. 8 Capturó vivo a Agag, rey de Amalec, y a todo el pueblo lo mató a filo de espada. 9 Pero Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; pero destruyeron todo lo que era vil y despreciable.
10 Vino luego esta palabra de Jehová a Samuel:
11 «Me pesa haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis palabras.»
Se apesadumbró Samuel y clamó a Jehová toda aquella noche. 12 Madrugó Samuel para ir al encuentro de Saúl por la mañana; y avisaron a Samuel: «Saúl llega a Carmel y se ha erigido un monumento; después se dio vuelta y siguió adelante para bajar a Gilgal.» 13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo:
—Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.
14 —¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es éste que yo oigo con mis oídos? —preguntó entonces Samuel.
15 —De Amalec las han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos —respondió Saúl.
16 Entonces dijo Samuel a Saúl:
—Déjame que te anuncie lo que Jehová me ha dicho esta noche.
—Habla —le respondió él.
17 Y dijo Samuel:
—Aunque a tus propios ojos eras pequeño, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido rey sobre Israel? 18 Jehová te envió en misión y te ha dicho: “Ve, destruye a los pecadores de Amalec y hazles guerra hasta que los acabes.” 19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová? ¿Por qué te has lanzado sobre el botín y has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?
20 Saúl respondió a Samuel:
—Al contrario, ¡he obedecido la voz de Jehová! Fui a la misión que Jehová me envió, traje a Agag, rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21 Pero el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo mejor del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová, tu Dios, en Gilgal.
22 Entonces Samuel dijo:
—¿Acaso se complace Jehová tanto en los holocaustos y sacrificios
como en la obediencia a las palabras de Jehová?
Mejor es obedecer que sacrificar;
prestar atención mejor es que la grasa de los carneros.
23 Como pecado de adivinación es la rebelión,
como ídolos e idolatría la obstinación.
Por cuanto rechazaste la palabra de Jehová,
también él te ha rechazado para que no seas rey.
24 Saúl dijo a Samuel:
—He pecado, pues he desobedecido el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado. 25 Vuelve conmigo para que adore a Jehová.
26 —No volveré contigo, porque rechazaste la palabra de Jehová y Jehová te ha rechazado para que no seas rey sobre Israel —respondió Samuel a Saúl.
27 Samuel se volvió para irse, pero él se asió de la punta de su manto, y éste se desgarró. 28 Entonces Samuel le dijo:
—Jehová ha desgarrado hoy de ti el reino de Israel y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú. 29 Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.
30 —Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y que vuelvas conmigo para que adore a Jehová, tu Dios —dijo Saúl.
31 Volvió Samuel en compañía de Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
32 Después dijo Samuel:
«Traedme a Agag, rey de Amalec.»
Agag vino hacia él alegremente. Y decía: «Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.»
33 Samuel dijo:
«Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre quedará privada de su hijo entre las mujeres.»
Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal. 34 Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. 35 Nunca más vio Samuel a Saúl en toda su vida. Y lloraba Samuel por Saúl, porque Jehová se había arrepentido de haberlo hecho rey de Israel.
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