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37-39 »Si en este país nos llegara a faltar la comida, o nos atacaran enfermedades, o plagas de hongos, langostas o pulgón, escúchanos cuando oremos a ti. Y si los enemigos nos rodean o atacan a alguna de las ciudades de Israel, escúchanos cuando oremos a ti. Y cuando en medio de este sufrimiento cualquier persona o todo el pueblo de Israel levante las manos hacia este templo y ore a ti, escúchalo siempre desde el cielo, el lugar en donde vives. Perdónalo. Examínanos, y danos lo que cada uno de nosotros se merece. Sólo tú conoces verdaderamente a todas las personas. 40 Así, te serviremos y obedeceremos durante toda nuestra vida en esta tierra que nos diste.

41-43 »Cuando los extranjeros sepan en su país lo grande y poderoso que eres, y vengan a orar a este templo, escúchalos desde el cielo, que es tu casa. Dales todo lo que te pidan, para que todos los pueblos del mundo te conozcan y obedezcan como lo hace tu pueblo Israel. Así sabrán que este templo lo construí para adorarte.

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