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Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano; mis siervos estarán con los tuyos y yo te daré por tus siervos el salario que tú digas, porque sabes bien que ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios.»

Cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y dijo: «Bendito sea hoy Jehová, que dio un hijo sabio a David como gobernante de este pueblo tan grande.»

Hiram envió a decir a Salomón: «He oído lo que me mandaste a decir: haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés.

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