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26 Entonces la madre del niño vivo, llena de compasión por su hijo, suplicó al rey:

«¡Ay, Su Majestad! ¡No lo maten! ¡Que se quede esta mujer con el niño vivo!»

Pero la otra dijo:

«Ni para ti, ni para mí. ¡Que lo partan por la mitad!»

27 Entonces el rey intervino, y dijo:

«Entreguen el niño vivo a esta mujer, que es la verdadera madre.»

28 Y cuando todo el pueblo de Israel supo del juicio que había emitido el rey, sintieron respeto por él, pues se dieron cuenta de que Dios le había dado sabiduría para impartir justicia.

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