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24 Salomón se dirigió a sus ayudantes y les pidió que trajeran una espada. Cuando se la llevaron, 25 Salomón ordenó:

—Corten al niño vivo en dos mitades, y denle una mitad a cada mujer.

26 Entonces la verdadera madre, llena de angustia, gritó:

—¡Por favor, Su Majestad! ¡No maten al niño! Prefiero que se lo den a la otra mujer.

Pero la otra mujer dijo:

—¡Ni para ti ni para mí! ¡Que lo partan en dos!

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