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21 Cuando me levanté por la mañana a dar el pecho a mi hijo, vi que estaba muerto. Pero a la luz del día lo observé atentamente y descubrí que ese no era el hijo que yo había dado a luz.

22 La otra mujer replicó:

— ¡No! Mi hijo es el vivo y el tuyo, el muerto.

Pero la primera insistía:

— ¡No! Tu hijo es el muerto y el mío, el vivo.

Y se pusieron a discutir delante del rey. 23 Entonces el rey dijo:

— Una dice: “Mi hijo es este, el que está vivo, y el tuyo es el muerto”. Y la otra replica: “No, tu hijo es el muerto y mi hijo, el vivo”.

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