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Entonces Jezabel, su mujer, entró en su alcoba y, y al verlo triste, le preguntó:

«¿Por qué estás tan desanimado? ¿Por qué no comes?»

Y Ajab le respondió:

«Fui a ver a Nabot de Jezrel, y le pedí que me diera su viña a cambio de otra mejor; o que, si quería dinero, yo se lo pagaría. ¡Pero me dijo que no me daría su viña!»

Entonces Jezabel le preguntó:

«¿Y acaso no eres tú el rey de Israel? ¡Vamos, come y emborráchate! Yo me comprometo a darte la viña de Nabot.

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