Add parallel Print Page Options

40 Pero mientras yo estaba ocupado en otra cosa, el prisionero desapareció.

―Bueno, es culpa tuya —respondió el rey—. Tendrás que pagar.

41 Entonces el profeta se arrancó el vendaje de los ojos, y el rey lo reconoció como uno de los profetas. 42 El profeta le dijo:

―El Señor ha dicho: “Por cuanto tú has salvado la vida del hombre que yo dije que debería morir, tú morirás en su lugar, y tu pueblo morirá en lugar del suyo”.

Read full chapter