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30 Benaías fue al santuario del Señor y le dijo a Joab:

―El rey te ordena que salgas.

―¡No! —respondió Joab—. ¡De aquí solo me sacarás muerto!

Benaías fue y le contó al rey lo que había dicho Joab.

31 ―¡Pues dale gusto! —ordenó el rey—. ¡Mátalo y entiérralo! De ese modo me absolverás a mí y a mi familia de la sangre inocente que derramó Joab. 32 El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre que derramó, porque a espaldas de mi padre atacó Joab a Abner hijo de Ner, que era comandante del ejército de Israel, y a Amasá hijo de Jéter, que era comandante del ejército de Judá. Así mató a filo de espada a dos hombres que eran mejores y más justos que él.

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