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Acab instruyó a Abdías: «Recorre todo el país en busca de fuentes y ríos. Tal vez encontremos pasto para mantener vivos los caballos y las mulas, y no perdamos nuestras bestias». Así que se dividieron la tierra que iban a recorrer: Acab se fue en una dirección y Abdías, en la otra.

Abdías iba por su camino cuando Elías le salió al encuentro. Al reconocerlo, Abdías se postró rostro en tierra y le preguntó:

―Mi señor Elías, ¿de veras eres tú?

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