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29 Gritaron toda la tarde hasta la hora del sacrificio, pero no hubo respuesta; no sucedió nada, nadie les prestó atención.

30 Entonces Elías llamó al pueblo:

―Acérquense —les dijo.

Y todos se acercaron mientras él reparaba el altar del Señor, que estaba destruido. 31 Tomó doce piedras, una en representación de cada tribu de Israel,

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