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30 que lo que te juré por el Dios de Israel, lo voy a cumplir hoy mismo: Tu hijo Salomón reinará después de mí.

31 Entonces Betsabé se inclinó delante del rey hasta tocar el suelo con la frente, y dijo:

—¡Que viva para siempre mi señor, el rey David!

32 Después el rey David ordenó que llamaran al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías y, cuando éstos llegaron,

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