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35 Lleno de rabia, les juró: «Si no me entregan a Judas y a su ejército ahora mismo, les juro que cuando termine la guerra, regresaré y quemaré este templo». Y se marchó muy enojado.

36 Los sacerdotes entraron al templo y se pararon frente al altar de las ofrendas y del Lugar Santo. Con lágrimas en los ojos, le dijeron a Dios:

37 «Dios nuestro,
tú elegiste este templo,
para que tu pueblo te adore.
Tú lo elegiste para que tuviera
un lugar de oración.

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