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17 «Dios nuestro,
los cadáveres de los que te eran fieles
han quedado tirados por todas partes.
Su sangre ha sido derramada
por toda la ciudad de Jerusalén,
¡y no hay quien los entierre!»

18 Al ver esto, todo el pueblo sintió mucho miedo y se decían unos a otros: «¡Esos hombres no son honestos! ¡No cumplieron el pacto que habían hecho bajo juramento!»

19 Después de esto, Báquides salió de Jerusalén y puso su campamento en Betzet. Desde allí ordenó que apresaran a mucha gente importante que se le había unido, y también a algunas personas del pueblo. Después mandó que los mataran y los arrojaran en un pozo profundo.

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