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30 Cuando amaneció, vieron que los enemigos estaban preparados para atacar la ciudad con escaleras y máquinas de guerra.

31 Los gritos de guerra y las trompetas se oían desde muy lejos. Judas comprendió que la batalla había empezado, 32 y ordenó a sus soldados: «¡Peleen hoy por nuestros compatriotas!»

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