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43 A pesar de todo, se animaron unos a otros con estas palabras: «¡Vamos a luchar por nuestro país y por el templo! ¡Libremos a nuestro pueblo de sus sufrimientos!»

44 Entonces todo el pueblo se preparó para salir a pelear, y le pidieron a Dios que tuviera misericordia y compasión de ellos, y decían:

45 «No hay gente en Jerusalén,
la ciudad parece un desierto;
nadie entra ni sale por sus portones.
Le han faltado el respeto al templo;
sólo extranjeros viven en la ciudad.
Ahora Jerusalén está habitada
por gente que no cree en Dios.
Israel ha perdido su alegría
y ya no hay música en sus calles».

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