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Jerusalén y el templo serán libres. Todas las armas que has conseguido y las fortalezas que has construido y que están en tu poder, seguirán siendo tuyas. Desde ahora y para siempre quedan canceladas todas las deudas que tengas con el tesoro real y las que puedas tener en el futuro. Cuando haya reconquistado mi reino, te concederé grandes honores a ti, a tu pueblo y al templo, de manera que ustedes sean famosos en toda la tierra.»

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