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Con este gran ejército, Tolomeo marchó hacia el país de Siria, haciéndole creer a sus habitantes que iba en son de paz. Como Tolomeo era suegro de Alejandro, este rey había dado órdenes de que lo recibieran muy bien. Por eso los habitantes de las ciudades por donde pasaba Tolomeo lo recibían con alegría. Pero, en cada ciudad a la que llegaba, Tolomeo dejaba un grupo de soldados.

Al llegar a la ciudad de Azoto, los habitantes llevaron a Tolomeo a la entrada, y le mostraron los cadáveres de los soldados que Jonatán Macabeo había matado en batalla. También le mostraron las ruinas del templo del dios Dagón, que había sido incendiado, y los daños causados en la ciudad y sus alrededores.

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