Add parallel Print Page Options

Los filisteos persiguieron a Saúl y a sus tres hijos Jonatán, Abinadab y Malquisúa, y los mataron. La batalla había arreciado alrededor de Saúl, y los arqueros filisteos dispararon y lo dejaron herido. Entonces Saúl le gritó a su escudero: «Pronto, mátame con tu espada antes que estos incircuncisos me tomen prisionero, se burlen de mí y me torturen».

Como el escudero se sentía atemorizado de hacerlo, Saúl tomó su propia espada, se dejó caer sobre ella, y murió.

Read full chapter