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Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor, porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.

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