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9-10 ¿No saben ustedes que los que cometen injusticias no tendrán parte en el reino de Dios? No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que se entregan a la prostitución, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los que roban, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los ladrones. 11 Y esto eran antes algunos de ustedes; pero ahora ya recibieron el baño de la purificación, fueron santificados y hechos justos en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.

La libertad no es para que pequemos

12 Se dice: «Yo soy libre de hacer lo que quiera.» Es cierto, pero no todo conviene. Sí, yo soy libre de hacer lo que quiera, pero no debo dejar que nada me domine. 13 También se dice: «La comida es para el estómago, y el estómago para la comida.» Es cierto, pero Dios va a terminar con las dos cosas. En cambio, el cuerpo no es para la prostitución sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. 14 Y así como Dios resucitó al Señor, también nos va a resucitar a nosotros por su poder.

15 ¿Acaso no saben ustedes que su cuerpo es parte del cuerpo de Cristo? ¿Y habré de tomar yo esa parte del cuerpo de Cristo y hacerla parte del cuerpo de una prostituta? ¡Claro que no! 16 ¿No saben ustedes que cuando un hombre se une con una prostituta, se hacen los dos un solo cuerpo? Pues la Escritura dice: «Los dos serán como una sola persona.» 17 Pero cuando alguien se une al Señor, se hace espiritualmente uno con él.

18 Huyan, pues, de la prostitución. Cualquier otro pecado que una persona comete, no afecta a su cuerpo; pero el que se entrega a la prostitución, peca contra su propio cuerpo. 19 ¿No saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes? Ustedes no son sus propios dueños, 20 porque Dios los ha comprado. Por eso deben honrar a Dios en el cuerpo.

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13 Por eso, estén preparados y usen de su buen juicio. Pongan toda su esperanza en lo que Dios en su bondad les va a dar cuando Jesucristo aparezca.

Dios nos llama a una vida santa

14 Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. 15 Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; 16 pues la Escritura dice: «Sean ustedes santos, porque yo soy santo.»

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