Añadir traducción en paralelo Imprimir Opciones de la página

Jesucristo, nuestro defensor

Yo los quiero a ustedes como a hijos. Por eso les escribo esta carta, para que no pequen. Pero si alguno peca, Jesucristo es justo y nos defiende ante Dios el Padre. Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros.

Nosotros sabemos que conocemos a Dios porque obedecemos sus mandamientos. Si alguien dice: «Yo soy amigo de Dios», y no lo obedece, es un mentiroso y no dice la verdad. En cambio, el que obedece lo que Dios ordena, de veras sabe amar como Dios ama, y puede estar seguro de que es amigo de Dios.

El que dice que es amigo de Dios debe vivir como vivió Jesús.

Read full chapter

Cristo, nuestro abogado

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Read full chapter