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11 Y Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho unos cuernos(A) de hierro y decía: «Así dice el Señor: “Con estos acornearás a los arameos hasta acabarlos(B)”».

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11 Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con estos acornearás a los sirios hasta acabarlos.

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En aquel tiempo el Señor habló por medio[a] de Isaías, hijo de Amoz(A), y le dijo: «Ve y quítate el cilicio de tus lomos(B), y desata las sandalias de tus pies(C)». Así lo hizo Isaías, y anduvo desnudo y descalzo(D).

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Footnotes

  1. Isaías 20:2 Lit. mano.

en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo.

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El cinturón de lino podrido

13 Así me dijo el Señor: «Ve y cómprate un cinturón(A) de lino y póntelo en la cintura, pero no lo metas en agua». Compré, pues, el cinturón conforme a la palabra del Señor(B), y me lo puse en la cintura. Entonces vino a mí la palabra del Señor por segunda vez: «Toma el cinturón que has comprado, que llevas a la cintura, y levántate, vete al Éufrates[a](C) y escóndelo allá en una hendidura de la peña». Fui, pues, y lo escondí junto al Éufrates como el Señor me había mandado(D).

Después de muchos días el Señor me dijo: «Levántate, vete al Éufrates y toma de allí el cinturón que te mandé que escondieras allá». Fui, pues, al Éufrates y cavé, tomé el cinturón del lugar donde lo había escondido, y resultó que el cinturón estaba podrido; no servía para nada.

Entonces vino a mí la palabra del Señor: «Así dice el Señor: “De la misma manera haré que se pudra la soberbia(E) de Judá y la gran soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malvado, que rehúsa escuchar Mis palabras(F), que anda en la terquedad de su corazón y se ha ido tras otros dioses(G) a servirles y a postrarse ante ellos, ha de ser como este cinturón que no sirve para nada. 11 Porque como el cinturón se adhiere a la cintura del hombre, así hice adherirse a Mí a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá”, declara el Señor, “a fin de que fueran para Mí por pueblo(H) y por renombre[b](I), para alabanza y para gloria(J), pero no escucharon[c](K)”.

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Footnotes

  1. Jeremías 13:4 Heb. Perat, y así hasta el vers. 7.
  2. Jeremías 13:11 Lit. nombre.
  3. Jeremías 13:11 Lit. obedecieron.

La señal del cinto podrido

13 Así me dijo Jehová: Ve y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en agua. Y compré el cinto conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos. Vino a mí por segunda vez palabra de Jehová, diciendo: Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate y vete al Éufrates, y escóndelo allá en la hendidura de una peña. Fui, pues, y lo escondí junto al Éufrates, como Jehová me mandó. Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate y vete al Éufrates, y toma de allí el cinto que te mandé esconder allá. Entonces fui al Éufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.

Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén. 10 Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno. 11 Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.

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La vasija rota

19 Así dijo el Señor: «Ve y compra una vasija de barro de un alfarero(A), y toma contigo[a] a algunos de los ancianos del pueblo(B) y de los ancianos de los sacerdotes(C).

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Footnotes

  1. Jeremías 19:1 Así en algunas versiones antiguas; el texto heb. omite: toma contigo.

La señal de la vasija rota

19 Así dijo Jehová: Ve y compra una vasija de barro del alfarero, y lleva contigo de los ancianos del pueblo, y de los ancianos de los sacerdotes;

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11 y les dirás: “Así dice el Señor de los ejércitos: ‘De igual manera romperé Yo a este pueblo y a esta ciudad, como quien rompe una vasija de alfarero(A), que no se puede reparar más; y los enterrarán en Tofet por no haber otro[a] lugar donde enterrarlos(B).

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Footnotes

  1. Jeremías 19:11 O hasta que no quede.

11 y les dirás: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, que no se puede restaurar más; y en Tofet se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar.

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Traición y arresto de Jesús

18 Después de decir esto, Jesús salió con Sus discípulos(A) al otro lado del torrente[a] Cedrón(B), donde había un huerto(C) en el cual entró Él con Sus discípulos. También Judas, el que lo iba a entregar[b], conocía el lugar porque Jesús se había reunido allí muchas veces con Sus discípulos(D). (E)Entonces Judas, tomando la tropa romana[c](F), y a varios guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos(G), fue* allá con linternas, antorchas(H) y armas.

Jesús, sabiendo(I) todo lo que le iba a sobrevenir, salió y les dijo*: «¿A quién buscan(J)?». «A Jesús el Nazareno», le respondieron. Él les dijo*: «Yo soy[d]». Y Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos. Y[e] cuando Él les dijo: «Yo soy[f]», retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús entonces volvió a preguntarles: «¿A quién buscan(K)?». «A Jesús el Nazareno», dijeron. Respondió Jesús: «Les he dicho que Yo soy; por tanto, si me buscan a Mí, dejen ir a estos».

Así se cumplía la palabra que había dicho: «De los que me diste, no perdí ninguno(L)». 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote(M), y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. 11 Jesús le dijo a Pedro: «Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no he de beberla(N)?».

12 (O)Entonces la tropa romana, el comandante[g] y los guardias(P) de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron, 13 y lo llevaron primero ante Anás(Q), porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote ese año(R). 14 Caifás era el que había aconsejado a los judíos que convenía que un hombre muriera por el pueblo(S).

Primera negación de Pedro

15 Simón Pedro seguía a Jesús, y también otro discípulo(T). Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote(U), 16 (V)pero Pedro estaba afuera, a la puerta. Así que el otro discípulo, que era conocido del sumo sacerdote, salió y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. 17 Entonces la criada que cuidaba la puerta(W) dijo* a Pedro: «¿No eres tú también uno de los discípulos de este hombre?». «No lo soy(X)», dijo* él.

18 Los siervos y los guardias(Y) estaban de pie calentándose junto a unas brasas(Z) que habían encendido[h] porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos de pie, calentándose(AA).

Jesús ante el sumo sacerdote

19 (AB)Entonces el sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de Sus discípulos y de Sus enseñanzas. 20 Jesús le respondió: «Yo he hablado al mundo públicamente(AC); siempre enseñé en la sinagoga(AD) y en el templo(AE), donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en secreto. 21 ¿Por qué me preguntas a Mí? Pregúntales a los que han oído lo que hablé; estos saben lo que he dicho».

22 Cuando dijo esto, uno de los guardias(AF) que estaba cerca, dio una bofetada a Jesús(AG), diciendo: «¿Así respondes al sumo sacerdote?». 23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, da testimonio de lo que he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas(AH)?». 24 Anás entonces lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote(AI).

Pedro niega a Jesús otra vez

25 (AJ)Simón Pedro estaba de pie, calentándose(AK), y le preguntaron: «¿No eres tú también uno de Sus discípulos?». «No lo soy(AL)», dijo Pedro, negándolo. 26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, que era pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja(AM), dijo*: «¿No te vi yo en el huerto con Él(AN)?». 27 Y[i] Pedro lo negó otra vez, y al instante cantó un gallo(AO).

Jesús ante Pilato

28 Entonces llevaron* a Jesús(AP) de casa de Caifás(AQ) al Pretorio[j](AR); era muy de mañana; y ellos no entraron al Pretorio(AS) para no contaminarse(AT) y[k] poder comer la Pascua. 29 (AU)Pilato, pues, salió afuera hacia ellos y dijo*: «¿Qué acusación traen contra este hombre?». 30 Ellos respondieron: «Si este hombre no fuera malhechor, no se lo hubiéramos entregado».

31 Entonces Pilato les dijo: «Se lo pueden llevar y juzgar conforme a su ley». «A nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie», le dijeron los judíos. 32 Esto sucedió para que se cumpliera la palabra que Jesús había hablado, dando a entender de qué clase de muerte iba a morir(AV).

Diálogo entre Jesús y Pilato

33 Pilato volvió a entrar al Pretorio(AW), y llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres Tú el Rey de los judíos(AX)?». 34 Jesús respondió: «¿Esto lo dices por tu cuenta[l], o porque otros te lo han dicho de Mí?». 35 Pilato contestó: «¿Acaso soy yo judío? Tu nación y los principales sacerdotes te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?».

36 Jesús le respondió: «Mi reino no es de este mundo[m]. Si Mi reino fuera de este mundo, entonces Mis servidores pelearían para que Yo no fuera entregado a los judíos. Pero ahora Mi reino no es de aquí(AY)». 37 «¿Así que Tú eres rey?», le dijo Pilato. «Tú dices que soy rey(AZ)», respondió Jesús. «Para esto Yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad(BA). Todo el que es de la verdad escucha Mi voz(BB)».

38 Pilato le preguntó*: «¿Qué es la verdad?».

Y habiendo dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos(BC) y les dijo*: «Yo no encuentro ningún delito en Él(BD). 39 (BE)Pero es costumbre entre ustedes que les suelte a alguien[n] durante la fiesta de la Pascua. ¿Quieren, pues, que les suelte al Rey de los judíos?». 40 Entonces volvieron a gritar, diciendo: «No a Este, sino a Barrabás(BF)». Y Barrabás era un ladrón.

Footnotes

  1. Juan 18:1 Lit. torrente de invierno.
  2. Juan 18:2 O traicionar.
  3. Juan 18:3 I.e. unidad militar romana compuesta de varias centurias, y así en el vers. 12.
  4. Juan 18:5 Véase nota en Juan 8:24.
  5. Juan 18:6 Lit. Por tanto.
  6. Juan 18:6 Véase nota en Juan 8:24.
  7. Juan 18:12 Gr. quiliarca; i.e. oficial romano al mando de mil soldados.
  8. Juan 18:18 Lit. hecho.
  9. Juan 18:27 Lit. Entonces.
  10. Juan 18:28 I.e. residencia oficial del gobernador.
  11. Juan 18:28 Lit. pero.
  12. Juan 18:34 Lit. de ti mismo.
  13. Juan 18:36 O no procede de este mundo.
  14. Juan 18:39 I.e. un preso.

Arresto de Jesús

(Mt. 26.47-56; Mr. 14.43-50; Lc. 22.47-53)

18 Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a estos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. 10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. 11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa(A) que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?

Jesús ante el sumo sacerdote

(Mt. 26.57-58; Mr. 14.53-54; Lc. 22.54)

12 Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron, 13 y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año. 14 Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.(B)

Pedro en el patio de Anás

(Mt. 26.69-70; Mr. 14.66-68; Lc. 22.55-57)

15 Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote; 16 mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro. 17 Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy. 18 Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie, calentándose.

Anás interroga a Jesús

(Mt. 26.59-66; Mr. 14.55-64; Lc. 22.66-71)

19 Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20 Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. 22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? 24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

Pedro niega a Jesús

(Mt. 26.71-75; Mr. 14.69-72; Lc. 22.58-62)

25 Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? Él negó, y dijo: No lo soy. 26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él? 27 Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo.

Jesús ante Pilato

(Mt. 27.1-2,11-31; Mr. 15.1-20; Lc. 23.1-5,13-25)

28 Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua. 29 Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30 Respondieron y le dijeron: Si este no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. 31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; 32 para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.(C)

33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? 34 Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? 35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. 37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. 38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?

Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito. 39 Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos? 40 Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a este, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón.