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y tuvo setecientas esposas de sangre real y trescientas concubinas, que desviaron su corazón. Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses y ya no perteneció íntegramente al Señor, como el corazón de su padre David. Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Milcón, abominable ídolo de los amonitas.

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