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25 Todos comenzaron entonces a temer a Judas y a sus hermanos, y las naciones vecinas se llenaron de terror. 26 La fama de Judas llegó hasta el rey, y en todas las naciones se hablaba de sus victorias.

Antíoco y sus generales

27 Cuando Antíoco se enteró de estas cosas, se puso furioso y mandó reunir todas las fuerzas armadas de su reino, un ejército sumamente poderoso. 28 Abrió su tesoro, les pagó a sus soldados el salario de todo un año, y les ordenó que estuvieran preparados para cualquier emergencia. 29 Pero al darse cuenta de que el dinero se había acabado en el tesoro real, y de que los tributos de las provincias habían disminuido a causa de las rebeliones y de las calamidades que él había traído al país, pues había suprimido las costumbres que existían desde tiempos antiguos, 30 le dio miedo que le sucediera lo que ya antes le había sucedido: quedarse sin dinero para los gastos y regalos que acostumbraba hacer más espléndidamente que sus predecesores en el trono. 31 Viéndose, pues, en grandes apuros, decidió ir a Persia a cobrar los impuestos de las provincias, y así reunir una cuantiosa suma de dinero. 32 Entre tanto dejó a Lisias, personaje notable de la familia real, como encargado de los negocios del reino, desde el río Éufrates hasta Egipto. 33 Al mismo tiempo le encomendó el cuidado de su hijo Antíoco, mientras regresaba. 34 Le confió la mitad de sus tropas y los elefantes, y le dio todas las instrucciones relacionadas con sus decisiones, especialmente en lo tocante a los habitantes de Judea y Jerusalén. 35 Ordenó a Lisias que enviara un ejército para destruir y aniquilar la resistencia de Israel y lo que aún quedaba de Jerusalén, para borrar de aquella tierra incluso su recuerdo. 36 En todo el territorio debía instalar extranjeros y repartirles la tierra. 37 El rey Antíoco se llevó la otra mitad de sus tropas, y en el año ciento cuarenta y siete se puso en marcha desde Antioquía, su capital. Cruzó el río Éufrates y siguió su camino a través de las provincias de la altiplanicie.

Invasión de Judea(A)

38 Lisias escogió a Tolomeo, hijo de Dorimeno, a Nicanor y a Gorgias, personajes poderosos del grupo de los amigos del rey, 39 y los envió al mando de cuarenta mil soldados de infantería y siete mil de caballería a invadir Judea y arrasarla, según la orden del rey. 40 Ellos se pusieron en marcha con todas sus tropas y llegaron hasta cerca de Emaús, en la llanura, donde acamparon. 41 Los comerciantes de la región, al oír hablar de aquel ejército, tomaron plata y oro en gran cantidad, y cadenas, y se fueron al campamento para comprar israelitas como esclavos. Ese ejército se vio reforzado además con tropas sirias y filisteas.

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