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3-6 Después de hacer un sorteo, David, Sadoc y Ahimélec les asignaron turnos a los sacerdotes para que prestaran sus servicios. Lo hicieron así porque tanto entre los descendientes de Eleazar como entre los de Itamar había sacerdotes muy importantes dedicados al servicio del templo.

Uno de los ayudantes de los sacerdotes, llamado Semaías hijo de Natanael, fue el encargado de anotar todos los nombres en una lista oficial; el rey, los jefes, los sacerdotes Sadoc y Ahimélec, y los jefes de los grupos sacerdotales y de los grupos de ayudantes, fueron testigos de cómo se escribió esta lista.

Como había más sacerdotes descendientes de Eleazar que de Itamar, se asignaron más turnos a los jefes de Eleazar. A los de Itamar se les asignaron ocho turnos, y a los de Eleazar, dieciséis. 7-18 Según el sorteo que se hizo, éste es el orden:

Joiarib,

Jedaías,

Harim,

Seorim,

Malquías,

Mijamín,

Cos,

Abías,

Jesús,

Secanías,

Eliasib,

Jaquim,

Hupá,

Jesebab,

Bilgá,

Imer,

Hezir,

Pisés,

Petahías,

Hezequiel,

Jaquín,

Gamul,

Delaías,

Maazías.

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Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios. Y el escriba Semaías hijo de Natanael, de los levitas, escribió sus nombres en presencia del rey y de los príncipes, y delante de Sadoc el sacerdote, de Ahimelec hijo de Abiatar y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas, designando por suerte una casa paterna para Eleazar, y otra para Itamar.

La primera suerte tocó a Joiarib, la segunda a Jedaías,

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