Job 4-5
Nueva Versión Internacional
Primer discurso de Elifaz
4 A esto respondió así Elifaz de Temán:
2 «Tal vez no puedas aguantar que alguien se atreva a decirte algo,
pero ¿quién podrá quedarse callado?
3 Tú, que impartías instrucción a las multitudes
y fortalecías las manos decaídas;
4 tú, que con tus palabras sostenías a los que tropezaban
y fortalecías las rodillas que flaqueaban;
5 ahora que afrontas las calamidades, ¡no las resistes!;
¡te ves golpeado y te desanimas!
6 ¿No debieras confiar en que temes a Dios
y en que tu conducta es intachable?
7 »Ponte a pensar: ¿Quién que sea inocente ha perecido?
¿Cuándo se ha destruido a la gente intachable?
8 La experiencia me ha enseñado
que los que siembran maldad cosechan desventura.
9 El soplo de Dios los destruye;
el aliento de su enojo los consume.
10 Aunque ruja el león y gruña el cachorro,
acabarán con los colmillos destrozados;
11 el león perece por falta de presa,
y los cachorros de la leona se dispersan.
12 »En lo secreto me llegó un mensaje;
mis oídos captaron solo su murmullo.
13 Entre inquietantes visiones nocturnas,
cuando cae sobre los hombres un sueño profundo,
14 me hallé presa del miedo y del temblor;
mi esqueleto entero se sacudía.
15 Sentí sobre mi rostro el roce de un espíritu[a]
y se me erizaron los vellos del cuerpo.
16 Una silueta se plantó frente a mis ojos,
pero no pude ver quién era.
Detuvo su marcha,
y escuché una voz que susurraba:
17 “¿Puede un simple mortal ser más justo que Dios?
¿Puede ser más puro el hombre que su Creador?
18 Pues, si Dios no confía en sus propios siervos,
y aun a sus ángeles acusa de cometer errores,
19 ¡cuánto más a los que habitan en casas de barro
cimentadas sobre el polvo
y expuestos a ser aplastados como polilla!
20 Entre la aurora y el ocaso pueden ser destruidos
y perecer para siempre, sin que a nadie le importe.
21 ¿No se arrancan acaso las estacas de su tienda de campaña?
¡Mueren sin haber adquirido sabiduría!”.
5 »Clama, si quieres, pero ¿habrá quien te responda?
¿A cuál de los seres angelicales[b] te dirigirás?
2 El resentimiento mata a los necios;
la envidia mata a los insensatos.
3 Yo mismo he visto al necio echar raíces,
pero de pronto su casa fue maldecida.[c]
4 Sus hijos distan mucho de estar a salvo;
en el tribunal son oprimidos y nadie los defiende.
5 Los hambrientos se comen su cosecha,
y la recogen de entre las espinas;
los sedientos se beben sus riquezas.
6 Y aunque las penas no brotan del suelo,
ni los sufrimientos provienen de la tierra,
7 con todo, el hombre nace para sufrir,
tan cierto como que las chispas vuelan.
8 »Si se tratara de mí, yo apelaría a Dios;
ante él expondría mi caso.
9 Él realiza maravillas insondables,
portentos que no pueden contarse.
10 Él derrama lluvia sobre la tierra
y envía agua sobre los campos.
11 Él enaltece a los humildes
y da seguridad a los enlutados.
12 Él deshace las maquinaciones de los astutos,
para que no prospere la obra de sus manos.
13 Él atrapa a los sabios en su propia astucia,
y desbarata los planes de los malvados.
14 De día estos se topan con las tinieblas;
a plena luz andan a tientas, como si fuera de noche.
15 Pero a los menesterosos los salva
de la opresión de los poderosos
y de su lengua viperina.
16 Así es como los pobres recobran la esperanza
y a la injusticia se le tapa la boca.
17 »¡Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige!
No menosprecies la disciplina del Todopoderoso.
18 Porque él hiere, pero venda la herida;
golpea, pero sana con sus manos.
19 De seis aflicciones te rescatará
y la séptima no te causará ningún daño.
20 Cuando haya hambre, te salvará de la muerte;
cuando haya guerra, te librará de la espada.
21 Estarás a salvo del latigazo de la lengua,
y no temerás cuando venga la destrucción.
22 Te burlarás de la destrucción y del hambre,
y no temerás a las bestias salvajes,
23 pues harás un pacto con las piedras del campo
y las bestias salvajes estarán en paz contigo.
24 Reconocerás tu casa como lugar seguro;
contarás tu ganado y ni un solo animal faltará.
25 Llegarás a tener muchos hijos,
y descendientes como la hierba del campo.
26 Llegarás al sepulcro anciano, pero vigoroso,
como las gavillas que se recogen a tiempo.
27 »Esto lo hemos examinado y es verdad.
Así que escúchalo y compruébalo tú mismo».
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