Jeremías 2:13
La Palabra (Hispanoamérica)
13 porque un doble crimen
cometió mi pueblo:
abandonarme a mí,
fuente de agua viva,
y excavarse pozos,
pozos agrietados,
que no retienen agua.
Jeremías 6:20
La Palabra (Hispanoamérica)
20 ¿Para qué me traes incienso de Sabá,
caña aromática de tierras lejanas?
No me agradan sus holocaustos,
no me gustan sus sacrificios.
Jeremías 7:1-10
La Palabra (Hispanoamérica)
Discurso sobre el Templo
7 Palabra que recibió Jeremías de parte del Señor:
— 2 Ponte en la puerta del Templo del Señor y proclama allí esta palabra. Dirás: Escuchen la palabra del Señor, judaítas todos que entran por estas puertas para postrarse ante el Señor. 3 Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Mejoren su conducta y sus acciones, y habitaré entre ustedes en este lugar. 4 No confíen en las mentiras de quienes dicen: “Este es el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor”. 5 Si mejoran su conducta y sus acciones; si actúan con justicia entre unos y otros; 6 si no oprimen al huérfano y a la viuda; si no derraman sangre inocente en este lugar; si no van tras dioses extraños para su desgracia, 7 entonces habitaré entre ustedes en este lugar, en la tierra que di a sus antepasados antaño y para siempre. 8 Ustedes confían en mentiras que no sirven de nada. 9 Roban, matan, cometen adulterio, juran en falso, ofrecen incienso a Baal, van tras dioses extraños que no conocían, 10 ¿y vienen después a ponerse ante mí, en este Templo que lleva mi nombre, diciendo “Estamos a salvo”, para seguir cometiendo todas esas abominaciones?
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Mateo 9:12
La Palabra (Hispanoamérica)
12 Jesús lo oyó y les dijo:
— No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos.
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Deuteronomio 6:5
La Palabra (Hispanoamérica)
5 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
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Jeremías 10:1-15
La Palabra (Hispanoamérica)
Los ídolos y el Dios verdadero
10 Escuchen, israelitas, la palabra que les dirige el Señor. 2 Así dice el Señor:
No aprendan las mañas de los paganos,
no los asusten los signos celestes;
que sean los paganos quienes se asusten.
3 Los ritos de esos pueblos son pura insensatez:
se tala un árbol en el bosque,
lo trabaja el artesano con la gubia;
4 lo recubren con oro y con plata,
lo asegura con clavos y martillo,
de modo que no se tambalee.
5 Igual que espantajos de melonar,
son incapaces de hablar;
tienen que ser transportados,
son incapaces de andar.
No los teman, pues no pueden hacer mal,
aunque tampoco aportan beneficios.
6 ¡Nadie, Señor, tan grande como tú!
¡Qué grande y qué poderoso es tu nombre!
7 ¿Quién no te respetará,
rey de las naciones?
Es algo que tú mereces,
pues entre todos los sabios
y todos los reyes paganos,
nadie hay como tú.
8 Son todos necios e insensatos,
educados por ídolos de madera
9 hechos con plata refinada de Tarsis,
con oro traído de Ofir;
ídolos hechos por orfebres y fundidores,
vestidos de púrpura y de grana;
todos son obra de artesanos.
10 Pero el Señor, Dios verdadero,
es un Dios vivo, rey eterno;
su cólera zarandea la tierra,
los paganos no aguantan su ira.
11 [Por eso ustedes les dirán: Los dioses que no han hecho cielo y tierra desaparecerán de la tierra y bajo el cielo].
12 Él hizo la tierra con su poder,
estableció el orbe con su sabiduría,
desplegó el cielo con su inteligencia.
13 Cuando él alza la voz
retumban las aguas del cielo,
hace subir las nubes
desde el confín de la tierra;
con los rayos provoca la lluvia
y saca de sus depósitos el viento.
14 Se embrutece quien se fía de su ciencia,
el orfebre se avergüenza del ídolo que ha hecho:
sus imágenes son mentira, sin espíritu;
15 son frustrantes, obras engañosas,
desaparecerán el día del castigo.
Jeremías 23:1-8
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Los malos pastores y el rey futuro
23 ¡Ay de los pastores que descarrían y dispersan el rebaño de mi pastizal! —oráculo del Señor—. 2 Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: Ustedes dispersaron mi rebaño, lo expulsaron y no se han preocupado de él. Pues bien, yo les voy a pedir cuentas de sus malas acciones —oráculo del Señor— 3 y yo mismo reuniré al resto de mis ovejas de todos los países por donde las dispersé y las haré volver a su pastizal, donde fructificarán y se multiplicarán. 4 Les pondré pastores que las apacienten; ya no tendrán miedo, no se espantarán ni faltará ninguna —oráculo del Señor—.
5 Ya llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo.
Será un rey que reinará con prudencia,
impondrá justicia y derecho en el país.
6 En sus días estará a salvo Judá,
Israel vivirá con tranquilidad,
y la gente le pondrá de nombre:
“El Señor es nuestra justicia”.
7 Ya llegan días —oráculo del Señor— en que no se dirá: “Por vida del Señor, que hizo subir a los israelitas del país de Egipto”. 8 Más bien se dirá: “Por vida del Señor, que hizo subir a la estirpe de Israel del país del norte y de todos los países por donde los dispersó, para que habiten en su tierra”.
Read full chapterLa Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España