1 Reyes 2:13-46

La Biblia de las Américas

Salomón consolida su reino

¹³ Entonces Adonías, hijo de Haguit, vino a Betsabé, madre de Salomón; y ella le dijo: ¿Vienes en paz^(A)? Y él respondió: En paz. ¹⁴ Y añadió: Tengo algo que decirte^[a]. Y ella dijo: Habla. ¹⁵ Y él dijo: Tú sabes que el reino era mío^(B) y que todo Israel esperaba que yo fuera rey^[b](C); pero el reino ha cambiado de manos y ha venido a ser de mi hermano^(D), porque por voluntad del Señor era suyo^(E). ¹⁶ Ahora yo te hago una petición, no me la niegues^[c]. Y ella le dijo: Habla. ¹⁷ Él entonces dijo: Te ruego que hables al rey Salomón, pues él no te lo negará, para que me dé por mujer a Abisag sunamita^(F). ¹⁸ Y Betsabé dijo: Muy bien; hablaré por ti al rey.

¹⁹ Betsabé fue al rey Salomón para hablarle por Adonías. El rey se levantó a recibirla, se inclinó delante de ella, y se sentó en su trono; hizo colocar un trono para la madre del rey^(G) y ella se sentó a su diestra^(H). ²⁰ Entonces ella dijo: Te hago una pequeña petición; no me la niegues^(I). Y el rey le dijo: Pide, madre mía, porque no te la negaré. ²¹ Y ella dijo: Que se dé a Abisag sunamita^(J) por mujer a tu hermano Adonías. ²² El rey Salomón respondió, y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para Adonías? Pide para él también el reino^(K), pues es mi hermano mayor^(L), y con él están el sacerdote Abiatar y Joab, hijo de Sarvia^(M). ²³ Y el rey Salomón juró por el Señor, diciendo: Así me haga Dios y aun más, si Adonías no ha hablado esta palabra contra su propia vida^[d](N). ²⁴ Ahora pues, vive el Señor que me ha confirmado y me ha puesto en el trono de mi padre David, y que me ha hecho una casa^[e](O) como había prometido^[f], que Adonías morirá hoy mismo. ²⁵ El rey Salomón envió a^[g] Benaía, hijo de Joiada^(P), y este arremetió contra Adonías^[h] y lo mató^[i].

²⁶ Entonces dijo el rey al sacerdote Abiatar: Vete a Anatot^(Q), a tu campo, porque mereces morir^[j](R); pero no te daré muerte en esta ocasión^[k] porque llevaste el arca del Señor Dios^[l] delante de mi padre David^(S), y porque fuiste afligido con todas las cosas con que mi padre fue afligido^(T). ²⁷ Así Salomón privó^[m] a Abiatar de ser sacerdote del Señor, para que se cumpliera la palabra que el Señor había hablado acerca de la casa de Elí^(U) en Silo.

²⁸ Cuando las noticias llegaron a Joab (porque Joab había seguido a Adonías^(V), aunque no había seguido a Absalón^(W)), Joab huyó a la tienda del Señor y se asió de los cuernos del altar^(X). ²⁹ Y se le informó al rey Salomón que Joab había huido a la tienda del Señor, y^[n] que estaba junto al altar. Entonces Salomón envió a Benaía, hijo de Joiada^(Y), diciendo: Ve y arremete contra él^(Z). ³⁰ Benaía entró en la tienda del Señor y le dijo: Así ha dicho el rey: «Sal de ahí.» Pero él dijo: No, pues moriré aquí. Benaía llevó la respuesta^[o] al rey, diciendo: Así habló Joab y así me respondió. ³¹ Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho^(AA); arremete contra él, mátalo y entiérralo, para que quites de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab derramó sin causa^(AB). ³² El Señor hará volver su sangre sobre su propia cabeza^(AC), porque él arremetió contra dos hombres más justos y mejores que él y los mató^(AD) a espada sin que mi padre David lo supiera: a Abner^(AE), hijo de Ner, comandante del ejército de Israel, y a Amasa^(AF), hijo de Jeter, comandante del ejército de Judá. ³³ Su sangre, pues, recaerá sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su descendencia^[p] para siempre^(AG); pero para David y su descendencia^[q], para su casa y su trono, haya paz de parte del Señor para siempre. ³⁴ Entonces subió Benaía, hijo de Joiada, arremetió contra él y lo mató^(AH); y fue sepultado en su casa en el desierto^(AI). ³⁵ En su lugar el rey nombró sobre el ejército a Benaía, hijo de Joiada^(AJ), y el rey nombró al sacerdote Sadoc^(AK) en lugar de Abiatar^(AL).

³⁶ Después el rey envió a llamar a Simei^(AM), y le dijo: Edifícate una casa en Jerusalén, vive ahí y no salgas de allí a ninguna parte. ³⁷ Porque el día que salgas y pases el torrente Cedrón^(AN), ten por cierto que sin duda morirás; tu sangre recaerá^[r] sobre tu cabeza^(AO). ³⁸ Entonces Simei dijo al rey: La palabra es buena; como ha dicho el rey mi señor, así lo hará tu siervo. Y vivió Simei en Jerusalén muchos días.

³⁹ Pero aconteció al cabo de tres años, que dos de los siervos de Simei huyeron a Aquis, hijo de Maaca, rey de Gat^(AP). Le avisaron a Simei, diciéndole: He aquí, tus siervos están en Gat. ⁴⁰ Simei se levantó, ensilló su asno y fue a Gat a ver a Aquis para buscar a sus siervos. Fue, pues, Simei y trajo sus siervos de Gat. ⁴¹ Pero informaron a Salomón que Simei había ido de Jerusalén hasta Gat y había vuelto. ⁴² Entonces el rey envió a llamar a Simei y le dijo: ¿No te hice jurar por el Señor y te advertí seriamente, diciendo: «El día que salgas y vayas a cualquier parte, ten por seguro que ciertamente morirás»? Y tú me dijiste: «La palabra que he oído es buena». ⁴³ ¿Por qué, entonces, no guardaste el juramento del Señor y el mandamiento que te impuse^[s]? ⁴⁴ Dijo además el rey a Simei: Tú sabes todo el mal que hiciste a mi padre David^(AQ), que tú reconoces en tu corazón^[t]; el Señor, pues, hará recaer tu mal sobre tu propia cabeza^(AR). ⁴⁵ Pero el rey Salomón será bendito, y el trono de David será firme delante del Señor para siempre^(AS). ⁴⁶ Entonces el rey mandó a Benaía, hijo de Joiada, y este salió y arremetió contra Simei^[u] y lo mató^[v]. Así fue confirmado el reino en las manos de Salomón^(AT).