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Visión de las langostas

Esto me mostró el Señor: Cuando apenas comenzaba a brotar la siembra tardía, la que se hace después de la cosecha del rey, vi al Señor creando langostas. Y cuando las langostas ya estaban comiéndose hasta la última hierba, dije:

—¡Señor, perdónanos! ¿Cómo va a resistir tu pueblo Jacob, si es tan pequeño?

Entonces el Señor desistió de su propósito, y dijo:

—¡Eso no va a suceder!

Visión del fuego

Esto me mostró el Señor: Le vi enviar como castigo un fuego abrasador, que secó por completo el gran mar profundo y que estaba acabando también con los campos. Yo dije:

—¡Deténte, Señor, por favor! ¿Cómo va a resistir tu pueblo Jacob, si es tan pequeño?

Entonces el Señor desistió de su propósito, y dijo:

—¡Tampoco esto va a suceder!

Visión de la plomada

El Señor me mostró también esto: Estaba él junto a un muro, y tenía en la mano una plomada de albañil. Y me preguntó:

—¿Qué ves, Amós?

—Una plomada de albañil —respondí.

Entonces me dijo:

—Pues con esta plomada de albañil voy a ver cómo es de recta la conducta de mi pueblo Israel. No le voy a perdonar ni una vez más. Los santuarios de Isaac serán destruidos, y los templos de Israel quedarán en ruinas. ¡Alzaré la espada contra la familia de Jeroboam!

Amós se enfrenta a Amasías

10 Amasías, sacerdote de Betel, mandó decir a Jeroboam, rey de Israel: «Amós anda entre la gente de Israel, conspirando contra Su Majestad. El país ya no puede soportar que siga hablando. 11 Porque anda por ahí diciendo: “Jeroboam morirá a filo de espada, y todo el pueblo de Israel será llevado al destierro.”»

12 Luego, Amasías le ordenó a Amós:

—¡Largo de aquí, profeta! Si quieres ganarte la vida profetizando, vete a Judá; 13 pero no profetices más en Betel, porque es santuario del rey y templo principal del reino.

14 Pero Amós le contestó:

—Yo no soy profeta, ni pretendo serlo. Me gano la vida cuidando ovejas y recogiendo higos silvestres, 15 pero el Señor me quitó de andar cuidando ovejas, y me dijo: “Ve y habla en mi nombre a mi pueblo Israel.” 16 Por lo tanto, oye la palabra del Señor. Esto es lo que tú dices: “No hables nada en nombre de Dios contra Israel, ni digas nada contra los descendientes de Isaac.” 17 Pero esto es lo que dice el Señor: “Tu mujer se prostituirá en plena ciudad, y tus hijos e hijas morirán a filo de espada; tus tierras serán repartidas en sorteo; tú mismo morirás en tierra de paganos, y los israelitas serán llevados cautivos, lejos de su tierra.”

Tres visiones

Esto es lo que el Señor y Dios me mostró: empezaba a crecer la hierba después de la siega que corresponde al rey y vi al Señor preparando enjambres de langostas. Cuando las langostas acababan con la hierba de la tierra, exclamé:

—¡Señor mi Dios, te ruego que perdones a Jacob! ¿Cómo va a sobrevivir, si es tan pequeño?

Entonces el Señor se compadeció y dijo:

—Esto no va a suceder.

Esto es lo que el Señor y Dios me mostró: Vi al Señor y Dios llamar a juicio con un fuego que devoraba el gran abismo y consumía los campos. Y exclamé:

—¡Detente, Señor mi Dios, te lo ruego! ¿Cómo sobrevivirá Jacob, si es tan pequeño?

Entonces el Señor se compadeció y dijo:

—Esto tampoco va a suceder.

Esto es lo que me mostró: El Señor estaba de pie junto a un muro construido a plomo y tenía una cuerda de plomada en la mano. Y el Señor me preguntó:

—¿Qué ves, Amós?

—Una cuerda de plomada —respondí.

Entonces el Señor dijo:

—Mira, voy a tirar la plomada en medio de mi pueblo Israel; no volveré a perdonarlo.

»Los altares paganos de Isaac serán destruidos
    y quedarán en ruinas los santuarios de Israel;
    me levantaré con espada contra la casa de Jeroboán».

Amasías contra Amós

10 Entonces Amasías, sacerdote de Betel, envió un mensaje a Jeroboán rey de Israel: «Amós está conspirando contra ti en medio de Israel. La tierra no puede soportar sus palabras, 11 porque anda diciendo:

»“Jeroboán morirá a espada
    e Israel será llevado cautivo
    lejos de su tierra”».

12 Entonces Amasías dijo a Amós:

—¡Vete de aquí, vidente! ¡Si quieres ganarte el pan profetizando, vete a la tierra de Judá! 13 No vuelvas a profetizar en Betel, porque este es el santuario del rey; es el templo del reino.

14 Amós respondió a Amasías:

—Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino que soy pastor y cultivo higos silvestres. 15 Pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”. 16 Así que oye la palabra del Señor. Tú dices:

»“No profetices contra Israel;
    deja de predicar contra los descendientes de Isaac”.

17 »Por eso, así dice el Señor:

»“Tu esposa se prostituirá en la ciudad
    y tus hijos y tus hijas caerán a espada.
Tu tierra será medida y repartida,
    tú mismo morirás en un país pagano
e Israel será llevado cautivo
    lejos de su tierra”».