Los verdaderos creyentes

Queridos hermanos, no crean a cualquier espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas. En esto pueden discernir quién tiene el Espíritu de Dios: todo el que confiese que Jesucristo ha venido en cuerpo humano es de Dios; todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios, sino del anticristo. Ustedes han oído que este viene y, efectivamente, ya está en el mundo.

Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño.

Permanezcamos en el amor

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo único al mundo para que vivamos por medio de él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. 11 Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. 12 Nadie ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros y entre[a] nosotros su amor se ha manifestado plenamente.[b]

13 De esta forma sabemos que permanecemos en él y que él permanece en nosotros: porque nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio que el Padre envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo. 15 Si alguien confiesa públicamente que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. 16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama.

Dios es amor. El que permanece en amor, en Dios permanece y Dios en él. 17 Ese amor se manifiesta plenamente[c] entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo somos como Jesús. 18 En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.

19 Nosotros amamos[d] porque él nos amó primero. 20 Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto. 21 Y él nos ha dado este mandamiento: el que ama a Dios, ame también a su hermano.

Footnotes

  1. 4:12 entre … entre. Alt. en … en.
  2. 4:12 se ha manifestado plenamente. Lit. se ha perfeccionado.
  3. 4:17 se manifiesta plenamente. Lit. se ha perfeccionado.
  4. 4:19 amamos. Var. amamos a Dios. Otra var. lo amamos.

3. La verdadera fe

Queridos hermanos, no crean ustedes a todos los que dicen estar inspirados por Dios, sino pónganlos a prueba, a ver si el espíritu que hay en ellos es de Dios o no. Porque el mundo está lleno de falsos profetas. De esta manera pueden ustedes saber quién tiene el Espíritu de Dios: todo el que reconoce que Jesucristo vino como hombre verdadero, tiene el Espíritu de Dios. El que no reconoce así a Jesús, no tiene el Espíritu de Dios; al contrario, tiene el espíritu del Anticristo. Ustedes han oído que ese espíritu ha de venir; pues bien, ya está en el mundo.

Hijitos, ustedes son de Dios y han vencido a esos mentirosos, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo, y los que son del mundo los escuchan. En cambio, nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, pero el que no es de Dios no nos escucha. En esto, pues, podemos conocer quién tiene el espíritu de la verdad y quién tiene el espíritu del engaño.

1. El amor, señal de nuestra comunión con Dios

Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. 10 El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.

11 Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. 12 A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros. 13 La prueba de que nosotros vivimos en Dios y de que él vive en nosotros, es que nos ha dado su Espíritu. 14 Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo. 15 Cualquiera que reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios en él.

16 Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él. 17 De esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es Jesucristo. 18 Donde hay amor no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente.

19 Nosotros amamos porque él nos amó primero. 20 Si alguno dice: «Yo amo a Dios», y al mismo tiempo odia a su hermano, es un mentiroso. Pues si uno no ama a su hermano, a quien ve, tampoco puede amar a Dios, a quien no ve. 21 Jesucristo nos ha dado este mandamiento: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.

Don’t Believe Everything You Hear

My dear friends, don’t believe everything you hear. Carefully weigh and examine what people tell you. Not everyone who talks about God comes from God. There are a lot of lying preachers loose in the world.

2-3 Here’s how you test for the genuine Spirit of God. Everyone who confesses openly his faith in Jesus Christ—the Son of God, who came as an actual flesh-and-blood person—comes from God and belongs to God. And everyone who refuses to confess faith in Jesus has nothing in common with God. This is the spirit of antichrist that you heard was coming. Well, here it is, sooner than we thought!

4-6 My dear children, you come from God and belong to God. You have already won a big victory over those false teachers, for the Spirit in you is far stronger than anything in the world. These people belong to the Christ-denying world. They talk the world’s language and the world eats it up. But we come from God and belong to God. Anyone who knows God understands us and listens. The person who has nothing to do with God will, of course, not listen to us. This is another test for telling the Spirit of Truth from the spirit of deception.

God Is Love

7-10 My beloved friends, let us continue to love each other since love comes from God. Everyone who loves is born of God and experiences a relationship with God. The person who refuses to love doesn’t know the first thing about God, because God is love—so you can’t know him if you don’t love. This is how God showed his love for us: God sent his only Son into the world so we might live through him. This is the kind of love we are talking about—not that we once upon a time loved God, but that he loved us and sent his Son as a sacrifice to clear away our sins and the damage they’ve done to our relationship with God.

11-12 My dear, dear friends, if God loved us like this, we certainly ought to love each other. No one has seen God, ever. But if we love one another, God dwells deeply within us, and his love becomes complete in us—perfect love!

13-16 This is how we know we’re living steadily and deeply in him, and he in us: He’s given us life from his life, from his very own Spirit. Also, we’ve seen for ourselves and continue to state openly that the Father sent his Son as Savior of the world. Everyone who confesses that Jesus is God’s Son participates continuously in an intimate relationship with God. We know it so well, we’ve embraced it heart and soul, this love that comes from God.

To Love, to Be Loved

17-18 God is love. When we take up permanent residence in a life of love, we live in God and God lives in us. This way, love has the run of the house, becomes at home and mature in us, so that we’re free of worry on Judgment Day—our standing in the world is identical with Christ’s. There is no room in love for fear. Well-formed love banishes fear. Since fear is crippling, a fearful life—fear of death, fear of judgment—is one not yet fully formed in love.

19 We, though, are going to love—love and be loved. First we were loved, now we love. He loved us first.

20-21 If anyone boasts, “I love God,” and goes right on hating his brother or sister, thinking nothing of it, he is a liar. If he won’t love the person he can see, how can he love the God he can’t see? The command we have from Christ is blunt: Loving God includes loving people. You’ve got to love both.