Job 40-41
La Palabra (España)
40 El Señor siguió diciendo a Job:
2 ¿Quiere el censor discutir con el Todopoderoso?
El que critica a Dios, que responda.
3 Job respondió al Señor:
4 Me siento pequeño, ¿qué contestaré?
Me taparé la boca con la mano.
5 Hablé una vez, no insistiré;
hablé dos veces, nada añadiré.
Segundo discurso: Dios controla las fuerzas del mal
6 El Señor replicó a Job desde la tormenta:
7 Si tienes redaños, cíñete los lomos;
te preguntaré y tú me instruirás:
8 ¿Pretendes acaso violar mi derecho,
condenarme para salir tú absuelto?
9 ¿Tienes un brazo poderoso como Dios
y es potente tu voz como la suya?
10 ¡Pues vístete de gloria y majestad,
rodéate de gloria y esplendor;
11 da rienda suelta a tu cólera
y abate con tu mirada al soberbio;
12 hunde con tu mirada al arrogante
y machaca a los malvados donde estén;
13 entiérralos juntos en el polvo,
mételos a todos en el calabozo!
14 Entonces yo también te alabaré:
“Tu diestra te ha dado la victoria”.
Behemot
15 Ahí tienes a Behemot,
a quien creé, igual que a ti;
come hierba, lo mismo que el buey.
16 Fíjate en la dureza de sus lomos,
en la fuerza de los músculos del vientre;
17 empina su cola como un cedro,
se traban los nervios de sus muslos;
18 sus huesos parecen tubos de bronce,
sus miembros, hierro forjado.
19 Es primicia de las obras de Dios,
su Hacedor lo amenazó con la espada.
20 Los montes le pagan tributo,
junto a él retozan las bestias.
21 Se tumba arropado por los lotos,
oculto en los carrizos de la marisma;
22 los lotos le proporcionan sombra,
los sauces del río lo protegen.
23 No le asusta que el río se desborde,
que un Jordán le llegue hasta el hocico.
24 ¿Quién será capaz de atraparlo
o taladrarle con ganchos la nariz
mientras él está vigilante?
Leviatán
25 ¿Pescarías con anzuelo a Leviatán
y sujetarías su lengua con cuerdas?
26 ¿Le pasarías un junco por la nariz
y traspasarías su mandíbula con garfios?
27 ¿Te va a dirigir ruegos insistentes
o calmarte con voz suplicante?
28 ¿Haría un contrato contigo,
para ser tu siervo de por vida?
29 ¿Vas a jugar con él como con un pájaro,
atándolo para que tus hijas se diviertan?
30 ¿Lo pondrían en venta los pescadores
y se lo disputarían los mercaderes?
31 ¿Le traspasarías la piel con arpones,
la cabeza con artes de pesca?
32 Si le has puesto la mano encima,
te acordarás del combate
y no volverás a intentarlo.
41 No esperes atraparlo, que es inútil;
su sola presencia causa terror;
2 ¡nadie es capaz de provocarlo!
¿Quién, pues, será capaz de hacerme frente?
3 ¿Quién me ha venido con regalos
para que deba yo recompensarle?
¡Si todo bajo el cielo es mío!
4 ¿No hice que callara su arrogancia,
su firme palabra y su alegato?
5 ¿Quién le abrió el manto de su piel
y penetró por su doble coraza?
6 ¿Quién abrió las puertas de sus fauces,
tachonadas de dientes espantosos?
7 Su lomo son hileras de escudos,
bien apretados y sellados;
8 sus piezas se unen tan trabadas
que ni el aire se filtra entre ellas;
9 se sueldan unas con otras,
formando un bloque compacto.
10 Su estornudo proyecta destellos,
sus ojos parpadean como el alba.
11 Sus fauces lanzan antorchas,
proyectan chispas de fuego;
12 de su hocico sale una humareda,
como caldero que hierve atizado;
13 su aliento enciende carbones,
arroja llamaradas por su boca.
14 Su fuerza está en su cuello,
ante él tiembla el espanto.
15 Son compactos los pliegues de su carne;
como pegados a su cuerpo, ni se mueven.
16 Su corazón es duro como la roca,
resistente como piedra de moler.
17 Su majestad asusta a los dioses;
cuando oyen su estrépito, retroceden.
18 De nada sirve la espada contra él,
tampoco dardo, lanza o jabalina.
19 El hierro es paja para él,
madera podrida el bronce.
20 No hay flecha que lo ponga en fuga,
las piedras de la honda son como paja.
21 Paja le parece el mazo,
se ríe del silbar de las saetas.
22 Su vientre son lastras afiladas,
que arrastra como trillo por el lodo.
23 Hace hervir las aguas profundas,
convierte el mar en pebetero.
24 Deja tras de sí un surco luminoso,
una blanca cabellera en el Abismo.
25 Nadie lo iguala en la tierra,
pues es criatura sin miedo.
26 Se enfrenta a los más altivos,
es el rey de todas las bestias.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España