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亚拿尼亚和撒非喇欺哄圣灵而死

有一个人名叫亚拿尼亚,同他的妻子撒非喇卖了田产, 把价银私自留下几份,他的妻子也知道,其余的几份拿来放在使徒脚前。 彼得说:“亚拿尼亚,为什么撒旦充满了你的心,叫你欺哄圣灵,把田地的价银私自留下几份呢? 田地还没有卖,不是你自己的吗?既卖了,价银不是你做主吗?你怎么心里起这意念呢?你不是欺哄人,是欺哄神了!” 亚拿尼亚听见这话,就仆倒,断了气。听见的人都甚惧怕。 有些少年人起来,把他包裹,抬出去埋葬了。

约过了三小时,他的妻子进来,还不知道这事。 彼得对她说:“你告诉我,你们卖田地的价银就是这些吗?”她说:“就是这些。” 彼得说:“你们为什么同心试探主的灵呢?埋葬你丈夫之人的脚已到门口,他们也要把你抬出去。” 10 妇人立刻仆倒在彼得脚前,断了气。那些少年人进来,见她已经死了,就抬出去,埋在她丈夫旁边。 11 全教会和听见这事的人都甚惧怕。

信者越发增添

12 主借使徒的手在民间行了许多神迹奇事。他们[a]都同心合意地在所罗门的廊下。 13 其余的人没有一个敢贴近他们,百姓却尊重他们。 14 信而归主的人越发增添,连男带女很多。 15 甚至有人将病人抬到街上,放在床上或褥子上,指望彼得过来的时候,或者得他的影儿照在什么人身上。 16 还有许多人带着病人和被污鬼缠磨的,从耶路撒冷四围的城邑来,全都得了医治。

使徒二次被囚

17 大祭司和他的一切同人,就是撒都该教门的人,都起来,满心忌恨, 18 就下手拿住使徒,收在外监。

使徒出监仍然讲道

19 但主的使者夜间开了监门,领他们出来, 20 说:“你们去站在殿里,把这生命的道都讲给百姓听。” 21 使徒听了这话,天将亮的时候就进殿里去教训人。大祭司和他的同人来了,叫齐公会的人和以色列族的众长老,就差人到监里去,要把使徒提出来。 22 但差役到了,不见他们在监里,就回来禀报说: 23 “我们看见监牢关得极妥当,看守的人也站在门外,及至开了门,里面一个人都不见。” 24 守殿官和祭司长听见这话,心里犯难,不知这事将来如何。 25 有一个人来禀报说:“你们收在监里的人,现在站在殿里教训百姓!” 26 于是守殿官和差役去带使徒来,并没有用强暴,因为怕百姓用石头打他们。

再到公会前被审

27 带到了,便叫使徒站在公会前。大祭司问他们说: 28 “我们不是严严地禁止你们,不可奉这名教训人吗?你们倒把你们的道理充满了耶路撒冷,想要叫这人的血归到我们身上!”

彼得向官长分诉

29 彼得和众使徒回答说:“顺从神不顺从人,是应当的。 30 你们挂在木头上杀害的耶稣,我们祖宗的神已经叫他复活。 31 神且用右手将他高举[b],叫他做君王、做救主,将悔改的心和赦罪的恩赐给以色列人。 32 我们为这事作见证,神赐给顺从之人的圣灵也为这事作见证。”

迦玛列的劝诫

33 公会的人听见就极其恼怒,想要杀他们。 34 但有一个法利赛人名叫迦玛列,是众百姓所敬重的教法师,在公会中站起来,吩咐人把使徒暂且带到外面去, 35 就对众人说:“以色列人哪,论到这些人,你们应当小心怎样办理。 36 从前丢大起来,自夸为大,附从他的人约有四百。他被杀后,附从他的全都散了,归于无有。 37 此后,报名上册的时候,又有加利利犹大起来,引诱些百姓跟从他。他也灭亡,附从他的人也都四散了。 38 现在我劝你们不要管这些人,任凭他们吧!他们所谋的、所行的,若是出于人,必要败坏; 39 若是出于神,你们就不能败坏他们,恐怕你们倒是攻击神了!” 40 公会的人听从了他,便叫使徒来,把他们打了,又吩咐他们不可奉耶稣的名讲道,就把他们释放了。

欢喜配受辱

41 他们离开公会,心里欢喜,因被算是配为这名受辱。 42 他们就每日在殿里、在家里不住地教训人,传耶稣是基督。

Footnotes

  1. 使徒行传 5:12 或作:信的人。
  2. 使徒行传 5:31 或作:他就是神高举在自己的右边。

Ananías y Safira

Algo muy diferente pasó con un hombre llamado Ananías. Este hombre y su esposa, que se llamaba Safira, se pusieron de acuerdo y vendieron un terreno, pero se quedaron con parte del dinero de la venta. El resto se lo entregaron a los apóstoles. Entonces Pedro le dijo a Ananías:

—¿Por qué le hiciste caso a Satanás? Creíste que podrías engañar al Espíritu Santo, y te quedaste con parte del dinero. Antes de vender el terreno, era todo tuyo y de tu esposa. Y cuando lo vendiste, todo el dinero también era de ustedes. ¿Por qué lo hiciste? No nos has mentido a nosotros, sino a Dios.

5-6 Al oír esto, Ananías cayó muerto allí mismo. Entonces unos muchachos envolvieron el cuerpo de Ananías y lo llevaron a enterrar. Y todos los que estaban en ese lugar sintieron mucho miedo.

Como tres horas más tarde llegó Safira, sin saber lo que había pasado. Entonces Pedro le preguntó:

—Dime, ¿vendieron ustedes el terreno en este precio?

—Así es —respondió ella—. Ése fue el precio.

Entonces Pedro le dijo:

—¿Por qué se pusieron de acuerdo para engañar al Espíritu del Señor? Mira, ahí vienen los muchachos que acaban de enterrar a tu esposo, y ellos mismos te enterrarán a ti.

10 Al instante, Safira cayó muerta, así que los muchachos entraron y se la llevaron para enterrarla junto a su esposo. 11 Todos los que pertenecían a la iglesia, y todos los que se enteraron de lo sucedido, sintieron mucho miedo.

Dios hace cosas maravillosas

12 Por medio de los apóstoles, Dios seguía haciendo milagros y señales maravillosas entre la gente. Todos los días, los seguidores de Jesús se reunían en el Portón de Salomón, 13 y aunque los que no eran del grupo no se atrevían a acercarse, todo el mundo los respetaba y hablaba bien de ellos.

14 Cada día se agregaban al grupo más hombres y mujeres que creían en Jesús. 15 La gente sacaba a los enfermos en camas y en camillas, y los ponía en las calles por donde Pedro iba a pasar, con la esperanza de que por lo menos su sombra cayera sobre alguno y lo sanara.

16 Mucha gente de los pueblos cercanos a Jerusalén también llevaba enfermos y gente con espíritus malos, y todos eran sanados.

Los apóstoles y la Junta Suprema

17 El jefe de los sacerdotes y todos los saduceos que lo acompañaban sintieron mucha envidia de los apóstoles. 18 Por eso mandaron que los arrestaran y los pusieran en la cárcel de la ciudad.

19 Pero en la noche un ángel del Señor se les apareció, abrió las puertas de la cárcel, y los liberó. Luego les dijo: 20 «Vayan al templo y compartan con la gente el mensaje de salvación.»

21 Ya estaba por amanecer cuando los apóstoles llegaron frente al templo y empezaron a hablarle a la gente.

Mientras tanto, el jefe de los sacerdotes y sus ayudantes reunieron a toda la Junta Suprema y a los líderes del pueblo. Después mandaron traer a los apóstoles, 22 pero los guardias llegaron a la cárcel y no los encontraron. Así que regresaron y dijeron: 23 «La cárcel estaba bien cerrada, y los soldados vigilaban las entradas, pero cuando abrimos la celda no encontramos a nadie.»

24 Cuando el jefe de los guardias del templo y los sacerdotes principales oyeron eso, no sabían qué pensar, y ni siquiera podían imaginarse lo que había sucedido.

25 De pronto, llegó alguien y dijo: «¡Los hombres que ustedes encerraron en la cárcel están frente al templo, hablándole a la gente!»

26 Entonces el jefe de los guardias y sus ayudantes fueron y arrestaron de nuevo a los apóstoles; pero no los maltrataron, porque tenían miedo de que la gente se enojara y los apedreara. 27 Cuando llegaron ante la Junta Suprema, el jefe de los sacerdotes les dijo:

28 —Ya les habíamos advertido que no enseñaran más acerca de ese hombre Jesús, pero no nos obedecieron. A todos en Jerusalén les han hablado de Jesús, y hasta nos acusan a nosotros de haberlo matado.

29 Pedro y los demás apóstoles respondieron:

—Nosotros primero obedecemos a Dios, y después a los humanos. 30 Ustedes mataron a Jesús en una cruz, pero el Dios a quien adoraron nuestros antepasados lo resucitó. 31 Dios ha hecho que Jesús se siente a la derecha de su trono,[a] y lo ha nombrado Jefe y Salvador, para que el pueblo de Israel deje de pecar y Dios le perdone sus pecados. 32 Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo. Porque Dios da su Espíritu Santo a todos los que lo obedecen.

Un buen consejo

33 La Junta Suprema los escuchó, y sus miembros se enojaron tanto que querían matarlos. 34 Pero un fariseo llamado Gamaliel ordenó que sacaran a los apóstoles por un momento. Gamaliel era maestro de la Ley, y los judíos lo respetaban mucho, 35 así que les dijo a sus compañeros:

—Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con estos hombres. 36 Recuerden que hace algún tiempo apareció un hombre llamado Teudas, quien se creía muy importante, y como cuatrocientos hombres creyeron en él. Luego alguien lo mató, y todos sus seguidores huyeron, y no se volvió a hablar de él. 37 Después apareció un tal Judas, de la región de Galilea, y muchos le hicieron caso. Eso fue en los días en que se estaba haciendo la lista de todos los habitantes de Israel. A ése también lo mataron, y sus seguidores huyeron.

38 »En este caso, yo les aconsejo que dejen en libertad a estos hombres, y que no se preocupen. Si lo que están haciendo lo planearon ellos mismos, esto no durará mucho. 39 Pero si es un plan de Dios, nada ni nadie podrá detenerlos, y ustedes se encontrarán luchando contra Dios.»

A todos les pareció bueno el consejo, 40 así que enseguida mandaron traer a los apóstoles, y ordenaron que los azotaran en la espalda con un látigo. Luego les prohibieron hablar de Jesús, y los dejaron en libertad. 41 Y los apóstoles salieron de allí muy contentos, porque Dios les había permitido sufrir por obedecer a Jesús.

42 Los seguidores de Jesús iban al templo todos los días, y también se reunían en las casas. Los apóstoles, por su parte, no dejaban de enseñar y de anunciar la buena noticia acerca de Jesús, el rey elegido por Dios.

Footnotes

  1. Hechos 5:31 A la derecha de su trono: Véase la nota en 2.33.

Ananías y Safira

Un hombre llamado Ananías, con su esposa Safira, también vendió una propiedad. En complicidad con su esposa, se quedó con parte del dinero y puso el resto a disposición de los apóstoles.

—Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios!

Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido. Entonces se acercaron los más jóvenes, envolvieron el cuerpo, se lo llevaron y le dieron sepultura.

Unas tres horas más tarde entró la esposa sin saber lo que había ocurrido.

—Dime —le preguntó Pedro—, ¿vendieron ustedes el terreno por tal precio?

—Sí —dijo ella—, por tal precio.

—¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo están a la puerta y ahora te llevarán a ti.

10 En ese mismo instante ella cayó muerta a los pies de Pedro. Entonces entraron los jóvenes y, al verla muerta, se la llevaron y le dieron sepultura al lado de su esposo. 11 Y un gran temor se apoderó de toda la iglesia y de todos los que se enteraron de estos sucesos.

Los apóstoles sanan a muchas personas

12 Por medio de los apóstoles ocurrían muchas señales y prodigios entre el pueblo; y todos los creyentes se reunían de común acuerdo en el Pórtico de Salomón. 13 Nadie entre el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque los elogiaban. 14 Y seguía aumentando el número de los que creían en el Señor. 15 Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas.

Persiguen a los apóstoles

17 El sumo sacerdote y todos sus partidarios, que pertenecían a la secta de los saduceos, se llenaron de envidia. 18 Entonces arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel común. 19 Pero en la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó. 20 «Vayan —les dijo—, preséntense en el Templo y comuniquen al pueblo todo sobre esta nueva vida».

21 Conforme a lo que habían oído, al amanecer entraron en el Templo y se pusieron a enseñar. Cuando llegaron el sumo sacerdote y sus partidarios, convocaron al Consejo, es decir, a la asamblea general de los líderes religiosos de Israel, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles. 22 Pero al llegar los guardias a la cárcel, no los encontraron. Así que volvieron con el siguiente informe: 23 «Encontramos la cárcel cerrada, con todas las medidas de seguridad, y a los guardias firmes a las puertas; pero cuando abrimos, no encontramos a nadie adentro».

24 Al oírlo, el capitán de la guardia del Templo y los jefes de los sacerdotes se quedaron perplejos, preguntándose en qué terminaría todo aquello. 25 En esto, se presentó alguien que les informó: «¡Miren! Los hombres que ustedes metieron en la cárcel están en el Templo y siguen enseñando al pueblo». 26 Fue entonces el capitán con sus guardias y trajo a los apóstoles sin recurrir a la fuerza, porque temían ser apedreados por la gente. 27 Los llevaron ante el Consejo y el sumo sacerdote reclamó:

28 —Terminantemente les hemos prohibido enseñar en ese nombre. Sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas, y se han propuesto echarnos la culpa a nosotros de la muerte[a] de ese hombre.

29 —¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles—. 30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, a quien ustedes mataron colgándolo de un madero. 31 Dios lo exaltó a su derecha como Príncipe y Salvador, para que diera a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 32 Nosotros somos testigos de estos acontecimientos, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen.

33 Los que oyeron se enojaron mucho y querían matarlos. 34 Pero un fariseo llamado Gamaliel, maestro de la Ley muy respetado por todo el pueblo, se puso de pie en el Consejo y mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles. 35 Luego dijo: «Hombres de Israel, piensen dos veces en lo que están a punto de hacer con estos hombres. 36 Hace algún tiempo surgió Teudas, jactándose de ser alguien, y se le unieron unos cuatrocientos hombres. Pero lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y allí se acabó todo. 37 Después de él surgió Judas el galileo, en los días del censo, y logró que la gente lo siguiera. A él también lo mataron y todos sus secuaces se dispersaron. 38 En este caso aconsejo que dejen a estos hombres en paz. ¡Suéltenlos! Si lo que se proponen y hacen es de origen humano, fracasará; 39 pero si es de Dios, no podrán destruirlos, y ustedes se encontrarán luchando contra Dios».

Se dejaron persuadir por Gamaliel. 40 Entonces llamaron a los apóstoles y, luego de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de eso los soltaron.

41 Así, pues, los apóstoles salieron del Consejo, llenos de gozo por haber sido considerados dignos de sufrir afrentas por causa del Nombre. 42 Y día tras día, en el Templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas noticias de que Jesús es el Cristo.

Footnotes

  1. 5:28 muerte. Lit. sangre.

Ananías y Safira

Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.

Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.

Muchas señales y maravillas

12 Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. 13 De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. 14 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; 15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. 16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

Pedro y Juan son perseguidos

17 Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; 18 y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. 19 Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida. 21 Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban.

Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. 22 Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, 23 diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. 24 Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello. 25 Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. 26 Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

27 Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, 28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.(A) 29 Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. 31 A este, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.

33 Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos. 34 Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, 35 y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. 36 Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A este se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. 37 Después de este, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. 38 Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 39 mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.

40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. 41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

Ananias and Sapphira

Now a man named Ananias, together with his wife Sapphira, also sold a piece of property. With his wife’s full knowledge he kept back part of the money for himself,(A) but brought the rest and put it at the apostles’ feet.(B)

Then Peter said, “Ananias, how is it that Satan(C) has so filled your heart(D) that you have lied to the Holy Spirit(E) and have kept for yourself some of the money you received for the land?(F) Didn’t it belong to you before it was sold? And after it was sold, wasn’t the money at your disposal?(G) What made you think of doing such a thing? You have not lied just to human beings but to God.”(H)

When Ananias heard this, he fell down and died.(I) And great fear(J) seized all who heard what had happened. Then some young men came forward, wrapped up his body,(K) and carried him out and buried him.

About three hours later his wife came in, not knowing what had happened. Peter asked her, “Tell me, is this the price you and Ananias got for the land?”

“Yes,” she said, “that is the price.”(L)

Peter said to her, “How could you conspire to test the Spirit of the Lord?(M) Listen! The feet of the men who buried your husband are at the door, and they will carry you out also.”

10 At that moment she fell down at his feet and died.(N) Then the young men came in and, finding her dead, carried her out and buried her beside her husband.(O) 11 Great fear(P) seized the whole church and all who heard about these events.

The Apostles Heal Many

12 The apostles performed many signs and wonders(Q) among the people. And all the believers used to meet together(R) in Solomon’s Colonnade.(S) 13 No one else dared join them, even though they were highly regarded by the people.(T) 14 Nevertheless, more and more men and women believed in the Lord and were added to their number.(U) 15 As a result, people brought the sick into the streets and laid them on beds and mats so that at least Peter’s shadow might fall on some of them as he passed by.(V) 16 Crowds gathered also from the towns around Jerusalem, bringing their sick and those tormented by impure spirits, and all of them were healed.(W)

The Apostles Persecuted

17 Then the high priest and all his associates, who were members of the party(X) of the Sadducees,(Y) were filled with jealousy. 18 They arrested the apostles and put them in the public jail.(Z) 19 But during the night an angel(AA) of the Lord opened the doors of the jail(AB) and brought them out.(AC) 20 “Go, stand in the temple courts,” he said, “and tell the people all about this new life.”(AD)

21 At daybreak they entered the temple courts, as they had been told, and began to teach the people.

When the high priest and his associates(AE) arrived, they called together the Sanhedrin(AF)—the full assembly of the elders of Israel—and sent to the jail for the apostles. 22 But on arriving at the jail, the officers did not find them there.(AG) So they went back and reported, 23 “We found the jail securely locked, with the guards standing at the doors; but when we opened them, we found no one inside.” 24 On hearing this report, the captain of the temple guard and the chief priests(AH) were at a loss, wondering what this might lead to.

25 Then someone came and said, “Look! The men you put in jail are standing in the temple courts teaching the people.” 26 At that, the captain went with his officers and brought the apostles. They did not use force, because they feared that the people(AI) would stone them.

27 The apostles were brought in and made to appear before the Sanhedrin(AJ) to be questioned by the high priest. 28 “We gave you strict orders not to teach in this name,”(AK) he said. “Yet you have filled Jerusalem with your teaching and are determined to make us guilty of this man’s blood.”(AL)

29 Peter and the other apostles replied: “We must obey God rather than human beings!(AM) 30 The God of our ancestors(AN) raised Jesus from the dead(AO)—whom you killed by hanging him on a cross.(AP) 31 God exalted him to his own right hand(AQ) as Prince and Savior(AR) that he might bring Israel to repentance and forgive their sins.(AS) 32 We are witnesses of these things,(AT) and so is the Holy Spirit,(AU) whom God has given to those who obey him.”

33 When they heard this, they were furious(AV) and wanted to put them to death. 34 But a Pharisee named Gamaliel,(AW) a teacher of the law,(AX) who was honored by all the people, stood up in the Sanhedrin and ordered that the men be put outside for a little while. 35 Then he addressed the Sanhedrin: “Men of Israel, consider carefully what you intend to do to these men. 36 Some time ago Theudas appeared, claiming to be somebody, and about four hundred men rallied to him. He was killed, all his followers were dispersed, and it all came to nothing. 37 After him, Judas the Galilean appeared in the days of the census(AY) and led a band of people in revolt. He too was killed, and all his followers were scattered. 38 Therefore, in the present case I advise you: Leave these men alone! Let them go! For if their purpose or activity is of human origin, it will fail.(AZ) 39 But if it is from God, you will not be able to stop these men; you will only find yourselves fighting against God.”(BA)

40 His speech persuaded them. They called the apostles in and had them flogged.(BB) Then they ordered them not to speak in the name of Jesus, and let them go.

41 The apostles left the Sanhedrin, rejoicing(BC) because they had been counted worthy of suffering disgrace for the Name.(BD) 42 Day after day, in the temple courts(BE) and from house to house, they never stopped teaching and proclaiming the good news(BF) that Jesus is the Messiah.(BG)