使徒行传 16
Chinese Contemporary Bible (Simplified)
提摩太加入福音事工
16 保罗来到特庇,然后又到路司得。那里有个门徒名叫提摩太,母亲是信主的犹太人,父亲是希腊人。 2 路司得和以哥念的弟兄姊妹都称赞提摩太。 3 保罗打算带提摩太去传福音。因为当地的犹太人都知道提摩太的父亲是希腊人,保罗就给提摩太行了割礼。 4 他们走遍各城,把耶路撒冷的使徒和长老所定下的规条教导当地的门徒遵守。 5 这样,众教会在信仰上得到坚固,人数天天都在增加。
马其顿人的呼求
6 由于圣灵阻止他们到亚细亚传福音,他们便经过弗吕迦和加拉太地区, 7 来到每西亚的边界,正要进入庇推尼地区,耶稣的灵又加以拦阻。 8 他们就越过每西亚,下到特罗亚。 9 当天晚上,保罗在异象中看见一个马其顿人站在那里恳求他:“请到马其顿来帮助我们!”
10 保罗见了这个异象,确信是上帝呼召我们[a]到马其顿去传福音,就立刻准备动身。 11 我们从特罗亚启航,直接驶往撒摩特喇,第二天抵达尼亚坡里, 12 再从那里来到腓立比。腓立比是马其顿的主要城市,是罗马帝国的殖民地。我们在那里住了几天。 13 安息日那天,我们到城外的河边,知道那里有一个祷告的地方,就坐下来,向已经聚集的妇女讲道。 14 听众中有个卖紫色布匹的妇人名叫吕底亚,是推雅推喇城的人,向来敬拜上帝。上帝开启她的心,她便留心听保罗讲道。 15 吕底亚和家人接受洗礼之后,极力邀请我们,说:“如果你们认为我是真心信主的话,请来我家住。”于是强留我们住下。
保罗和西拉入狱
16 一天,我们又去河边那个祷告的地方,途中遇到一个被巫鬼附身的女奴。她用占卜为她的主人们赚了不少钱。 17 她跟着保罗和我们大喊大叫:“这些人是至高上帝的奴仆,是来向你们宣讲得救之道的。” 18 一连几天,她都这样喊叫。保罗不胜其烦,就转过身来斥责那鬼:“我奉耶稣基督的名命令你从她身上出来!”那鬼立刻从她身上出去了。
19 她的主人们眼见财路断绝了,就把保罗和西拉揪住,拖到广场去见官长。 20 他们在官长面前控告保罗和西拉,说:“这些是犹太人,竟扰乱我们的城市, 21 宣扬我们罗马人不可接受或实行的风俗。” 22 于是,大家都一起攻击他们,官长下令剥掉他们的衣服,杖打他们。 23 他们被毒打一顿,又被关进监狱,官长命狱卒严密看守。 24 狱卒接到命令后把他们关进内牢,双脚上了枷锁。
25 半夜,保罗和西拉祷告、唱诗赞美上帝,其他的囚犯都侧耳倾听。 26 突然间发生大地震,整座监狱的地基都摇动起来,牢门立刻全开了,囚犯的锁链也都松开了。 27 狱卒惊醒后,看见牢门尽开,以为囚犯已经逃走了,就想拔刀自杀。 28 保罗见状,大声喝止:“不要伤害自己,我们都在这里!”
29 狱卒叫人拿灯过来,冲进内牢,战战兢兢地俯伏在保罗和西拉面前。 30 狱卒领他们出来后问道:“两位先生,我该怎样做才能得救?”
31 他们说:“要信主耶稣,你和你一家就必定得救。” 32 于是保罗和西拉向狱卒和他全家传讲主的道。 33 当晚,狱卒把二人带去,为他们清洗伤口。他一家老小都接受了洗礼。 34 他请二人到家里吃饭,他和全家人充满了喜乐,因为都信了上帝。
35 第二天早上,官长派差役来,说:“把他们放了。” 36 狱卒转告保罗说:“官长下令释放你们,现在你们可以平安地走了。” 37 保罗却说:“我们是罗马公民,他们不经审讯就当众打我们,又把我们关进牢里,现在却想偷偷打发掉我们吗?这样不行,叫他们亲自来领我们出去!”
38 差役回报官长。官长得知保罗和西拉都是罗马公民,非常害怕, 39 连忙到狱中向他们道歉,领他们出监,又央求他们离开腓立比。 40 二人离开监狱,来到吕底亚家中,见了弟兄姊妹,劝勉一番之后,便离开了那里。
Footnotes
- 16:10 本书作者路加此时加入保罗的行列,故改用第一人称复数“我们”。
Hechos 16
Nueva Versión Internacional (Castilian)
Timoteo se une a Pablo y a Silas
16 Llegó Pablo a Derbe y después a Listra, donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. 2 Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo, 3 así que Pablo decidió llevárselo con él. Por causa de los judíos que vivían en aquella región, lo circuncidó, pues todos sabían que su padre era griego. 4 Al pasar por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén, para que los pusieran en práctica. 5 Y así las iglesias se fortalecían en la fe y crecían en número día tras día.
La visión de Pablo del hombre macedonio
6 Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia. 7 Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. 8 Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas. 9 Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos». 10 Después de que Pablo tuviera la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios.
Conversión de Lidia en Filipos
11 Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. 12 De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.
13 El sábado salimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido. 14 Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo. 15 Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si vosotros me consideráis creyente en el Señor, venid a hospedaros en mi casa». Y nos persuadió.
Pablo y Silas en la cárcel
16 Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. 17 Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando:
―Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y os anuncian el camino de salvación.
18 Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu:
―¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella!
Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.
19 Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades. 20 Los presentaron ante los magistrados y dijeron:
―Estos hombres son judíos, y están alborotando nuestra ciudad, 21 enseñando costumbres que a los romanos se nos prohíbe admitir o practicar.
22 Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran. 23 Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad. 24 Al recibir tal orden, este los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo.
25 A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban. 26 De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas. 27 El carcelero despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada y estuvo a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó:
28 ―¡No te hagas ningún daño! ¡Todos estamos aquí!
29 El carcelero pidió luz, entró precipitadamente y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas. 30 Luego los sacó y les preguntó:
―Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?
31 ―Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia seréis salvos —le contestaron.
32 Luego les expusieron la palabra de Dios a él y a todos los demás que estaban en su casa. 33 A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; en seguida fueron bautizados él y toda su familia. 34 El carcelero los llevó a su casa, les sirvió comida y se alegró mucho junto con toda su familia por haber creído en Dios.
35 Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias al carcelero con esta orden: «Suelta a esos hombres». 36 El carcelero, entonces, le informó a Pablo:
―Los magistrados han ordenado que os suelte. Así que podéis iros. Id en paz.
37 Pero Pablo respondió a los guardias:
―¿Cómo? A nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos hasta la salida.
38 Los guardias comunicaron la respuesta a los magistrados. Estos se asustaron cuando oyeron que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, 39 así que fueron a presentarles sus disculpas. Los escoltaron desde la cárcel, pidiéndoles que se fueran de la ciudad. 40 Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia, donde se vieron con los hermanos y los animaron. Después se fueron.
Hechos 16
Reina-Valera 1960
Timoteo acompaña a Pablo y a Silas
16 Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 2 y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3 Quiso Pablo que este fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego. 4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. 5 Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día.
La visión del varón macedonio
6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7 y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 8 Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. 9 Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 10 Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.
Encarcelados en Filipos
11 Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 12 y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 13 Y un día de reposo[a] salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. 14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. 15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.
16 Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. 18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, este se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.
19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. 22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. 23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. 27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 29 Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; 30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. 32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. 34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
35 Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres. 36 Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz. 37 Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos romanos, nos echaron en la cárcel, ¿y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. 38 Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados, los cuales tuvieron miedo al oír que eran romanos. 39 Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad. 40 Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron, y se fueron.
Footnotes
- Hechos 16:13 Aquí equivale a sábado.
Hechos 16
Dios Habla Hoy
Timoteo acompaña a Pablo y a Silas
16 Pablo llegó a Derbe y Listra, donde encontró a un creyente llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente y de padre griego. 2 Los hermanos de Listra y de Iconio hablaban bien de él. 3 Pablo quiso que Timoteo lo acompañara, pero antes lo hizo circuncidar para que no se ofendieran los judíos que vivían en aquellos lugares, ya que todos sabían que el padre de Timoteo era griego. 4 En todos los pueblos por donde pasaban, comunicaron a los hermanos las instrucciones dadas por los apóstoles y los ancianos de la iglesia de Jerusalén. 5 Así que las iglesias se afirmaban en la fe, y el número de creyentes aumentaba cada día.
Visión de Pablo
6 Como el Espíritu Santo no les permitió anunciar el mensaje en la provincia de Asia, atravesaron la región de Frigia y Galacia, 7 y llegaron a la frontera de Misia. De allí pensaban entrar en la región de Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. 8 Así que, pasando de largo por Misia, bajaron al puerto de Tróade. 9 Allí Pablo tuvo de noche una visión; vio a un hombre de la región de Macedonia, que puesto de pie le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos.» 10 En cuanto Pablo tuvo esa visión, preparamos el viaje a Macedonia, seguros de que Dios nos estaba llamando para anunciar allí la buena noticia.
Predicación en Filipos
11 Nos embarcamos, pues, en Tróade, y fuimos directamente a la isla de Samotracia, y al día siguiente llegamos a Neápolis. 12 De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y una ciudad muy importante de esa parte de Macedonia. Allí estuvimos algunos días. 13 El sábado salimos a las afueras de la ciudad, junto al río, donde pensamos que había un lugar de oración de los judíos. Nos sentamos y hablamos del evangelio a las mujeres que se habían reunido. 14 Una de ellas se llamaba Lidia; era de la ciudad de Tiatira y vendía telas finas de púrpura. A esta mujer, que adoraba a Dios y que estaba escuchando, el Señor la movió a poner toda su atención en lo que Pablo decía. 15 Fue bautizada, junto con toda su familia, y después nos rogó:
—Si ustedes juzgan que de veras soy creyente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa.
Y nos obligó a quedarnos.
16 Sucedió una vez, cuando íbamos al lugar de oración, que encontramos a una muchacha poseída por un espíritu de adivinación. Era una esclava que, adivinando, daba a ganar mucho dinero a sus amos. 17 Esta muchacha comenzó a seguirnos a Pablo y a nosotros, gritando:
—¡Estos hombres son servidores del Dios altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación!
18 Esto hizo durante muchos días, hasta que Pablo, ya molesto, terminó por volverse y decirle al espíritu que la poseía:
—En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella.
En aquel mismo momento el espíritu la dejó.
19 Pero cuando los amos de la muchacha vieron que ya no tenían más esperanza de ganar dinero por medio de ella, agarraron a Pablo y a Silas y los llevaron ante las autoridades, a la plaza principal. 20 Los presentaron a los jueces, diciendo:
—Estos judíos están alborotando nuestra ciudad, 21 y enseñan costumbres que nosotros no podemos admitir ni practicar, porque somos romanos.
22 Entonces la gente se levantó contra ellos, y los jueces ordenaron que les quitaran la ropa y los azotaran con varas. 23 Después de haberlos azotado mucho, los metieron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los vigilara con el mayor cuidado. 24 Al recibir esta orden, el carcelero los metió en el lugar más profundo de la cárcel y los dejó con los pies sujetos en el cepo.
25 Pero a eso de la medianoche, mientras Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los otros presos estaban escuchando, 26 vino de repente un temblor tan fuerte que sacudió los cimientos de la cárcel. En el mismo momento se abrieron todas las puertas, y a todos los presos se les soltaron las cadenas. 27 Cuando el carcelero despertó y vio que las puertas de la cárcel estaban abiertas, sacó su espada para matarse, pues pensaba que los presos se habían escapado. 28 Pero Pablo le gritó:
—¡No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí!
29 Entonces el carcelero pidió una luz, entró corriendo y, temblando de miedo, se echó a los pies de Pablo y de Silas. 30 Luego los sacó y les preguntó:
—Señores, ¿qué debo hacer para salvarme?
31 Ellos contestaron:
—Cree en el Señor Jesús, y obtendrás la salvación tú y tu familia.
32 Y les hablaron del mensaje del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. 33 A esa misma hora de la noche, el carcelero les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados. 34 Los llevó después a su casa y les dio de comer, y él y su familia estaban muy contentos por haber creído en Dios.
35 Por la mañana, los jueces mandaron unos guardias al carcelero con orden de soltar a Pablo y a Silas. 36 El carcelero le dijo a Pablo:
—Los jueces me han ordenado que los suelte a ustedes; así que ya pueden irse tranquilos.
37 Pero Pablo dijo a los guardias:
—A nosotros, que somos ciudadanos romanos, nos azotaron públicamente sin antes habernos juzgado, y nos metieron en la cárcel; ¿y ahora quieren soltarnos a escondidas? ¡Pues no! Que vengan ellos mismos a sacarnos.
38 Los guardias hicieron saber esto a los jueces, los cuales se asustaron al oír que se trataba de ciudadanos romanos. 39 Fueron, pues, los jueces a disculparse ante Pablo y Silas, y los sacaron y les rogaron que salieran de la ciudad. 40 Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a casa de Lidia, y después de ver a los hermanos y animarlos, se fueron de allí.
Acts 16
New International Version
Timothy Joins Paul and Silas
16 Paul came to Derbe and then to Lystra,(A) where a disciple named Timothy(B) lived, whose mother was Jewish and a believer(C) but whose father was a Greek. 2 The believers(D) at Lystra and Iconium(E) spoke well of him. 3 Paul wanted to take him along on the journey, so he circumcised him because of the Jews who lived in that area, for they all knew that his father was a Greek.(F) 4 As they traveled from town to town, they delivered the decisions reached by the apostles and elders(G) in Jerusalem(H) for the people to obey.(I) 5 So the churches were strengthened(J) in the faith and grew daily in numbers.(K)
Paul’s Vision of the Man of Macedonia
6 Paul and his companions traveled throughout the region of Phrygia(L) and Galatia,(M) having been kept by the Holy Spirit from preaching the word in the province of Asia.(N) 7 When they came to the border of Mysia, they tried to enter Bithynia, but the Spirit of Jesus(O) would not allow them to. 8 So they passed by Mysia and went down to Troas.(P) 9 During the night Paul had a vision(Q) of a man of Macedonia(R) standing and begging him, “Come over to Macedonia and help us.” 10 After Paul had seen the vision, we(S) got ready at once to leave for Macedonia, concluding that God had called us to preach the gospel(T) to them.
Lydia’s Conversion in Philippi
11 From Troas(U) we put out to sea and sailed straight for Samothrace, and the next day we went on to Neapolis. 12 From there we traveled to Philippi,(V) a Roman colony and the leading city of that district[a] of Macedonia.(W) And we stayed there several days.
13 On the Sabbath(X) we went outside the city gate to the river, where we expected to find a place of prayer. We sat down and began to speak to the women who had gathered there. 14 One of those listening was a woman from the city of Thyatira(Y) named Lydia, a dealer in purple cloth. She was a worshiper of God. The Lord opened her heart(Z) to respond to Paul’s message. 15 When she and the members of her household(AA) were baptized,(AB) she invited us to her home. “If you consider me a believer in the Lord,” she said, “come and stay at my house.” And she persuaded us.
Paul and Silas in Prison
16 Once when we were going to the place of prayer,(AC) we were met by a female slave who had a spirit(AD) by which she predicted the future. She earned a great deal of money for her owners by fortune-telling. 17 She followed Paul and the rest of us, shouting, “These men are servants of the Most High God,(AE) who are telling you the way to be saved.” 18 She kept this up for many days. Finally Paul became so annoyed that he turned around and said to the spirit, “In the name of Jesus Christ I command you to come out of her!” At that moment the spirit left her.(AF)
19 When her owners realized that their hope of making money(AG) was gone, they seized Paul and Silas(AH) and dragged(AI) them into the marketplace to face the authorities. 20 They brought them before the magistrates and said, “These men are Jews, and are throwing our city into an uproar(AJ) 21 by advocating customs unlawful for us Romans(AK) to accept or practice.”(AL)
22 The crowd joined in the attack against Paul and Silas, and the magistrates ordered them to be stripped and beaten with rods.(AM) 23 After they had been severely flogged, they were thrown into prison, and the jailer(AN) was commanded to guard them carefully. 24 When he received these orders, he put them in the inner cell and fastened their feet in the stocks.(AO)
25 About midnight(AP) Paul and Silas(AQ) were praying and singing hymns(AR) to God, and the other prisoners were listening to them. 26 Suddenly there was such a violent earthquake that the foundations of the prison were shaken.(AS) At once all the prison doors flew open,(AT) and everyone’s chains came loose.(AU) 27 The jailer woke up, and when he saw the prison doors open, he drew his sword and was about to kill himself because he thought the prisoners had escaped.(AV) 28 But Paul shouted, “Don’t harm yourself! We are all here!”
29 The jailer called for lights, rushed in and fell trembling before Paul and Silas.(AW) 30 He then brought them out and asked, “Sirs, what must I do to be saved?”(AX)
31 They replied, “Believe(AY) in the Lord Jesus, and you will be saved(AZ)—you and your household.”(BA) 32 Then they spoke the word of the Lord to him and to all the others in his house. 33 At that hour of the night(BB) the jailer took them and washed their wounds; then immediately he and all his household were baptized.(BC) 34 The jailer brought them into his house and set a meal before them; he(BD) was filled with joy because he had come to believe in God—he and his whole household.
35 When it was daylight, the magistrates sent their officers to the jailer with the order: “Release those men.” 36 The jailer(BE) told Paul, “The magistrates have ordered that you and Silas be released. Now you can leave. Go in peace.”(BF)
37 But Paul said to the officers: “They beat us publicly without a trial, even though we are Roman citizens,(BG) and threw us into prison. And now do they want to get rid of us quietly? No! Let them come themselves and escort us out.”
38 The officers reported this to the magistrates, and when they heard that Paul and Silas were Roman citizens, they were alarmed.(BH) 39 They came to appease them and escorted them from the prison, requesting them to leave the city.(BI) 40 After Paul and Silas came out of the prison, they went to Lydia’s house,(BJ) where they met with the brothers and sisters(BK) and encouraged them. Then they left.
Footnotes
- Acts 16:12 The text and meaning of the Greek for the leading city of that district are uncertain.
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Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
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