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La mañana siguiente así lo hizo el SEÑOR. Se murieron todos los animales de los egipcios, pero no murió ningún animal que perteneciera a un israelita. El faraón mandó a ver si algún animal de los israelitas había muerto, pero no murió ningún animal que perteneciera a un israelita. Sin embargo el faraón se puso terco y no dejó libres a los israelitas.

Las llagas

El SEÑOR les dijo a Moisés y Aarón:

—Tomen un poco de ceniza de un horno. Luego tú, Moisés, lanza la ceniza hacia arriba, frente al faraón.

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