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Moisés escribe la ley

27 El Señor le dijo a Moisés: «Escribe estas palabras, porque ellas son la base de la alianza que yo hago contigo y con los israelitas.»

28 Moisés se quedó allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Allí escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez mandamientos. 29 Después bajó Moisés del monte Sinaí llevando las dos tablas de la ley; pero al bajar del monte no se dio cuenta de que su cara resplandecía por haber hablado con el Señor. 30 Cuando Aarón y todos los israelitas vieron que la cara de Moisés resplandecía, sintieron miedo y no se acercaron a él. 31 Pero Moisés los llamó, y cuando Aarón y todos los jefes de la comunidad volvieron a donde estaba Moisés, él habló con ellos. 32 Poco después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les dio todas las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. 33 Luego que terminó de hablar con ellos, se puso un velo sobre la cara.

34 Cuando Moisés entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo y se quedaba así hasta que salía. Entonces comunicaba a los israelitas las órdenes que había recibido del Señor. 35 Al ver los israelitas que la cara de Moisés resplandecía, él volvía a ponerse el velo sobre la cara, y se lo dejaba puesto hasta que entraba a hablar de nuevo con el Señor.

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Ofrendas para el santuario(A)

25 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

«Di a los israelitas que recojan una ofrenda para mí. Deben recogerla entre todos los que quieran darla voluntariamente y de corazón; y lo que deben recoger es lo siguiente: oro, plata, cobre, tela morada, tela de púrpura, tela roja, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo, pieles finas, madera de acacia, aceite para lámparas, perfumes para el aceite de consagrar y para el incienso aromático, y piedras de cornalina y otras piedras finas para montarlas en el efod y el pectoral del sumo sacerdote. Y háganme un santuario para que yo habite entre ellos. Pero ese lugar donde yo he de habitar, y todos sus muebles, tienes que hacerlos exactamente iguales a los que te voy a mostrar.

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Ofrendas para el santuario(A)

Moisés se dirigió a toda la comunidad israelita, y les dijo: «Esto es lo que el Señor ha ordenado que se haga: Recojan entre ustedes una ofrenda para el Señor. Todos los que quieran dar su ofrenda al Señor voluntariamente y de corazón, deben traer oro, plata, bronce, telas moradas, telas de púrpura y telas rojas, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo, pieles finas, madera de acacia, aceite para lámparas, perfumes para el aceite de consagrar y para el incienso aromático, piedras de cornalina y otras piedras finas para montarlas en el efod y el pectoral del sumo sacerdote.

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El pueblo trae la ofrenda

20 Toda la comunidad israelita se despidió de Moisés, 21 y después, todos aquellos que se sintieron movidos de corazón y con sincera voluntad, volvieron con una ofrenda para el Señor, para que se hiciera la tienda del encuentro y todo lo que le era necesario, así como la ropa especial. 22 Vinieron hombres y mujeres, y todos ellos traían, voluntariamente y de corazón, prendedores, anillos, argollas, pendientes de oro y toda clase de artículos de oro. Cada uno trajo la ofrenda especial de oro que había dedicado al Señor. 23 Los que tenían tela morada, tela de púrpura y tela roja, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo o pieles finas, lo traían. 24 Los que hacían una ofrenda de plata o de bronce, la traían ante el Señor; y los que tenían madera de acacia, la traían para que se hiciera todo lo necesario. 25 Las mujeres con capacidad artística para tejer a mano, traían sus tejidos de tela morada, tela de púrpura, tela roja y lino fino; 26 y las mujeres con capacidad artística y que sintieron deseos de hacerlo, torcieron pelo de cabra. 27 Los jefes trajeron piedras de cornalina y otras piedras finas para montarlas en el efod y el pectoral del sumo sacerdote, 28 perfume y aceite para el alumbrado, para el aceite de consagrar y para el incienso aromático.

29 Todos los hombres y mujeres israelitas que sintieron deseos de ayudar para que se hiciera lo que el Señor le había ordenado a Moisés, trajeron su ofrenda voluntaria al Señor.

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Los artesanos para el santuario(A)

31 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

«Mira, de la tribu de Judá he escogido a Besalel, hijo de Urí y nieto de Hur, y lo he llenado del espíritu de Dios, y de sabiduría, entendimiento, conocimientos y capacidad creativa, para hacer diseños y trabajos en oro, plata y bronce, para tallar y montar piedras preciosas, para tallar madera y para hacer cualquier trabajo artístico. Le he puesto como ayudante a Oholiab, hijo de Ahisamac, que es de la tribu de Dan. Y a todos los sabios les he dado más sabiduría, a fin de que hagan todo lo que te he ordenado: la tienda del encuentro, el arca de la alianza, la tapa que va sobre el arca, todos los utensilios de la tienda, la mesa con sus utensilios, el candelabro de oro puro con sus utensilios, el altar del incienso, el altar de los holocaustos con sus utensilios, la palangana con su base, 10 la ropa tejida, es decir, la ropa especial del sacerdote Aarón y la ropa de sus hijos para cuando oficien como sacerdotes, 11 el aceite de consagrar y el incienso aromático para el santuario. Ellos deben hacerlo todo tal como te lo he ordenado.»

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Los artesanos para el santuario(A)

30 Moisés les dijo a los israelitas: «Miren, de la tribu de Judá el Señor ha escogido a Besalel, que es hijo de Urí y nieto de Hur, 31 y lo ha llenado del espíritu de Dios, y de sabiduría, entendimiento, conocimientos y capacidad creativa 32 para hacer diseños y trabajos en oro, plata y bronce, 33 para tallar y montar piedras preciosas, y para tallar madera y hacer cualquier trabajo artístico de diseño. 34 También le ha dado capacidad para enseñar. A él y a Oholiab, hijo de Ahisamac, que es de la tribu de Dan, 35 los ha llenado de capacidad artística para hacer cualquier trabajo de tallado y de diseño, y de bordado en tela morada, tela de púrpura, tela roja y lino fino, y para tejer cualquier labor de diseño artístico. 36 Así que Besalel y Oholiab, y todo el que tenga capacidad artística, y a quien el Señor le haya dado sabiduría y entendimiento para hacer bien todo lo necesario para el culto del santuario, llevarán a cabo lo que el Señor ha ordenado.»

Los utensilios del santuario(A)

10 »Todos los que tengan capacidad artística, deben venir y hacer todo lo que el Señor ha ordenado: 11 el santuario con su tienda de campaña, la cubierta de la tienda de campaña, sus ganchos, sus tablas, sus travesaños, sus postes, sus bases, 12 el arca con los travesaños y la tapa, y el velo que lo cubre, 13 la mesa con sus travesaños y todos sus utensilios, el pan que se consagra al Señor, 14 el candelabro para el alumbrado, con sus utensilios y sus lámparas, el aceite para las lámparas, 15 el altar del incienso con sus travesaños, el aceite de consagrar, el incienso aromático, la cortina para la entrada del santuario, 16 el altar de los holocaustos con su rejilla de bronce, sus travesaños y todos sus utensilios, la palangana con su base, 17 las cortinas para el patio, con sus postes y bases, la cortina para la entrada del patio, 18 las estacas para el santuario y para el patio, con sus cuerdas, 19 la ropa tejida para oficiar en el culto del santuario, la ropa sagrada del sacerdote Aarón, y la ropa sacerdotal de sus hijos.»

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La gente trae abundantes ofrendas

Moisés llamó a Besalel y a Oholiab, y a todos los que tenían capacidad artística, y a quienes el Señor había dado esa capacidad y se habían ofrecido voluntariamente para ayudar en este trabajo. Ellos recibieron de manos de Moisés las ofrendas que los israelitas habían traído, para comenzar a hacer lo necesario para el culto del santuario.

Mientras tanto, los israelitas seguían trayendo ofrendas voluntarias día tras día. Entonces los artesanos que estaban haciendo lo necesario para el santuario, suspendieron su trabajo y fueron a decirle a Moisés: «La gente está trayendo más de lo que se necesita para el trabajo que el Señor ordenó hacer.»

Moisés hizo correr por todo el campamento la voz de que ni hombres ni mujeres siguieran haciendo más labores como ofrendas para el santuario. Así se impidió que el pueblo siguiera trayendo ofrendas, pues no sólo había material suficiente para llevar a cabo el trabajo, sino que sobraba.

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