Éxodo 32:15-33:6
Traducción en lenguaje actual
15-16 Moisés comenzó a bajar de la montaña del Sinaí. En sus manos llevaba las dos tablas de piedra que Dios mismo había preparado, y en las que había escrito la ley por ambos lados.
17 Cuando Josué oyó los gritos de la gente, le dijo a Moisés:
—Se oyen gritos de guerra en el campamento.
18 Pero Moisés le contestó:
—También yo escucho las canciones, pero no son de victoria ni de derrota.
19 Cuando Moisés llegó al campamento vio a la gente bailando. Al ver al toro, se enojó tanto que allí mismo, al pie de la montaña, arrojó contra el suelo las tablas de la ley y las hizo pedazos. 20 Luego fue y echó el toro al fuego, lo molió hasta hacerlo polvo, y mezcló el polvo con el agua. Entonces les dijo a los israelitas: «¡Ahora, beban!» 21 Después de eso, le reclamó a Aarón:
—¿Qué daño te ha hecho este pueblo, para que lo hagas pecar de manera tan terrible?
22 Aarón le contestó:
—Por favor, no te enojes conmigo. Tú bien sabes que a este pueblo le gusta hacer lo malo. 23 Ellos me pidieron que les hiciera un dios que los guiara y protegiera, porque no sabían lo que había pasado contigo. 24 Entonces les pedí oro y ellos me lo trajeron. Yo tan sólo eché el oro al fuego, ¡y salió este toro!
25 Moisés se dio cuenta de que los israelitas no tenían quién los dirigiera, pues Aarón no había sabido controlarlos. También se dio cuenta de que los enemigos del pueblo se burlarían de ellos, 26 así que se puso a la entrada del campamento y les dijo: «Los que estén de parte del Dios de Israel, vengan conmigo».
Todos los de la tribu de Leví se unieron a Moisés, 27 quien les dijo: «El Dios de Israel, ha ordenado que cada uno de ustedes tome una espada, regrese al campamento, y vaya casa por casa matando a su hermano, amigo o vecino».
28 Los de la tribu de Leví hicieron lo que Moisés ordenó, y ese día mataron como a tres mil varones. 29 Luego Moisés les dijo: «Hoy Dios los bendice y les da autoridad como sus sacerdotes, pues ustedes se opusieron a sus propios hermanos e hijos, para obedecerlo a él».
30 Al día siguiente, Moisés les dijo a todos: «Ustedes han cometido un pecado terrible. Por eso voy a subir a la montaña para hablar con Dios, a ver si él los perdona».
31 Moisés subió a la montaña donde estaba Dios, y le dijo:
—Reconozco que el pueblo se ha portado muy mal al haberse hecho un dios de oro. 32 Yo te ruego que los perdones. Pero si no los perdonas, ¡bien puedes matarme a mí también!
33 Dios le contestó:
—Yo le quito la vida al que peca contra mí. 34 Así que vete y lleva este pueblo al país que prometí darles. Mi ángel te guiará. Pero cuando llegue el momento indicado, los castigaré por lo que han hecho.
35 Y por haber adorado al toro que hizo Aarón, Dios les mandó una terrible enfermedad.
Hacia la tierra prometida
33 1-6 Dios le dijo a Moisés:
«Deja este lugar y lleva al pueblo que sacaste de Egipto a la tierra que les prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo les aseguré que esa tierra sería para sus descendientes. ¡Es tan rica que siempre hay abundancia de alimentos! Enviaré a mi ángel para que te guíe, y echaré de allí a todos los pueblos que no me obedecen.
»Diles a los israelitas que yo no iré con ellos. Son tan tercos que, si vuelven a pecar, hasta podría destruirlos en el camino. Por lo pronto, que se quiten sus joyas. Más tarde veré qué hago con ellos».
Cuando Moisés les dijo esto, los israelitas se pusieron muy tristes, pues Dios los había reprendido con dureza. Y desde ese momento ninguno de ellos volvió a usar sus joyas.
Copyright © 2000 by United Bible Societies