Éxodo 32:1-19
La Palabra (España)
32 Viendo el pueblo que Moisés tardaba en bajar del monte, se presentaron en masa ante Aarón y le dijeron:
— Anda, haznos un dios que nos guíe pues no sabemos qué le habrá pasado a ese Moisés, el hombre que nos sacó de Egipto.
2 Aarón les respondió:
— Quitad los pendientes de oro que llevan en las orejas vuestras mujeres, hijos e hijas, y traédmelos.
3 Todos se quitaron los pendientes de oro de las orejas y se los llevaron a Aarón; 4 este los recibió de sus manos e hizo con el oro fundido un becerro modelado a cincel. Entonces ellos exclamaron:
— ¡Israel, este es tu dios, el que te sacó de Egipto!
5 Cuando Aarón vio esto, construyó un altar delante del becerro y proclamó:
— Mañana será un día de fiesta en honor del Señor.
6 Al día siguiente madrugaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión. Después se sentaron a comer y beber y, al finalizar, se levantaron a divertirse. 7 El Señor dijo a Moisés:
— Desciende del monte, porque tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto, se ha pervertido. 8 Muy pronto se han apartado del camino que yo les había indicado. Se han fabricado un becerro de metal al que adoran y ofrecen sacrificios al tiempo que proclaman: “¡Israel, este es tu dios, el que te sacó de Egipto!”.
9 El Señor continuó diciendo:
— Me estoy dando cuenta de que este pueblo es muy testarudo. 10 Déjame, pues, que descargue mi ira contra ellos y los aniquile. Y tú serás el que dé origen a una gran nación.
11 Entonces Moisés intentó aplacar el furor del Señor, su Dios, diciendo:
— Señor, ¿por qué vas a descargar tu ira contra tu pueblo, el mismo en favor del que hiciste uso de tu gran fuerza y poder para sacarlo de Egipto? 12 ¿Acaso vas a permitir que los egipcios digan: “Con malos fines los sacó Dios; lo hizo para matarlos en las montañas y borrarlos de la faz de la tierra”? No te dejes llevar por la ira y renuncia al castigo que pensabas para tu pueblo. 13 Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac e Israel, a quienes hiciste solemne promesa diciendo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo y daré a vuestros descendientes como herencia perpetua la tierra de la que os he hablado”.
14 Entonces el Señor renunció a aplicar el castigo con que había amenazado a su pueblo.
15 Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos losas del testimonio. Estaban escritas por ambos lados, por delante y por detrás. 16 Las losas y la escritura que había grabada en ellas eran obra de Dios.
17 Cuando Josué escuchó el griterío del pueblo, dijo a Moisés:
— Se escuchan gritos de guerra en el campamento.
18 Y Moisés respondió:
— No son gritos de victoria ni de derrota; lo que estoy oyendo son cantos festivos.
19 Cuando llegó Moisés al campamento y vio el becerro y las danzas, se enfureció y arrojó al pie del monte las losas que llevaba en sus manos, haciéndolas añicos.
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